Los violentos acontecimientos del 21 al 23 de enero de 1941 se conocen en la historia de Rumanía como la "rebelión legionaria"
Los violentos acontecimientos del 21 al 23 de enero de 1941 se conocen en la historia de Rumanía como la "rebelión legionaria". Fue una lucha para acaparar completamente el poder en el Estado entre la Guardia de Hierro, el partido fascista del periodo de entreguerras, y el general Ion Antonescu, apoyado por el ejército e y Hitler. La rebelión significó el ataque de los legionarios contra las principales instituciones del Estado, los militares y los gendarmes y algunos judíos. Durante unos días, en las calles de Bucarest y de algunas ciudades del país dominaron el caos y la violencia.
La historiadora Eliza Campus, entrevistada en 1999 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, recordó cómo vivió aquellos días. Siendo judía, Eliza Campus tuvo la suerte de encontrar gente que no había estado sido fanatizada por las ideas legionarias:
"Durante la rebelión, vivía en la calle denominada hoy Bela Breiner y el propietario era legionario, se llamaba Niculescu. Pero sentía simpatía hacia mí. Había una casa al fondo y un piso en frente. Hablé con él: "Señor, sé que habrá controles. ¿Usted qué quiere hacer?" Y me contestó: "Diré que en esta casa solo hay cristianos." Y ya. De verdad, el hombre cumplió su palabra. Pero los legionarios hicieron entonces cosas terribles a los estudiantes, a los padres de mis estudiantes. Y cuando acabó la rebelión, la gente siguió viviendo con miedo. La gente iba por la calle como de costumbre, no puedo decir que había algo especial. Pero en las casas la gente no sabía cómo defenderse, como encerrarse. Por la calle se iba como de costumbre, yo también iba cada día. Pero los legionarios entraban en las casas y tomaban prisioneros o los mataban directamente. Ocuparon la escuela en la que enseñaba, tenían pistolas en las manos, nos amenazaron y salimos todos al patio. Nos quedamos allí, unas 800 estudiantes, afortunadamente, el patio era muy grande. Sólo ocuparon la escuela, me dejaron en el patio. Se llevaron las listas de estudiantes, se llevaron todo, ya no tenía nada. Después encontré todo en los Archivos del Estado y lo recuperé."
Constantin Matei trabajó en la Radiodifusión Rumana como técnico y fue el jefe de la célula de los legionarios de la Radio. En septiembre de 1940, se adhirió al Movimiento Legionario. Entrevistado en 1994, recordó los momentos de la rebelión:
"Estuve en el estudio, estaba de turno. Habló también el ejército, fueron los comunicados que se presentaron en la Presidencia del Consejo de Ministros, hablaron también los de la secretaría del Movimiento Legionario. Me llamaron a la Presidencia, al director general Mînzatu, por parte de los locutores vino Dan Andronescu, y yo vine por parte del servicio técnico. Eran las 12.00 de la noche, Antonescu estaba delante del despacho llevando en pijama, al igual que el adjunto de Mihai Antonescu, apoyado contra la biblioteca, y preguntó: "¿Quién les ordenó presentar los comunicados en la radio?" Incluso se dirigió a Mînzatu, quien le contestó: "Usted ordenó que todo lo que llegaba de la Presidencia y el Movimiento Legionario se enviara directamente a los locutores." Y entonces Antonescu dijo: "¿Horia Sima quiere mostrarme con los trabajadores de Malaxa que el país lo apoya? Mañana les voy a mostrar que los intelectuales y el ejército del país apoyarán al general Antonescu y ¡métanse en lo suyo! ¡Dejen de dar comunicados, no provoquen agitación! ¡Ya no presenten en la radio otra cosa que lo que reciban de nosotros, de la Presidencia!" Fui al emisor de Băneasa y allí estaba el ejército alemán. Un capitán que hablaba muy bien rumano nos dijo: "Horia Sima no sabe hacer política. Lo siento por vosotros, métedse métanse en vuestros propiossus asuntos, porque Antonescu ha ganado el partido."
El general de los gendarmes Mihail Baron recordó en 1995 cómo se desarrolló la acción de los legionarios en enero de 1941 y cómo aplicó todas las ordenes que recibió:
"El 21 por la mañana iniciaron el ataque contra los órganos locales y centrales en todo el país. Ocuparon el Ministerio de Justicia, el Boletín Oficial y atacaron también los demás centros como el Banco Nacional, la CEC (Casa de Ahorros rumana) y el Correo Central. Sólo en la Radio no lo consiguieron. Consiguieron capturar la emisora Bod, pero no lo lograron en Bucarest, porque había una guardia de gendarmes que reaccionó firmemente. Y entonces, para poder comunicar con el país, cortaron el cable subterráneo y lo conectaron a una emisora móvil, con la que hacían una gira de la capital y difundían historias, de que el gobierno cayó había caído y habían vencido los legionarios. Distribuyeron también carteles. Carteles amarillos o rojos, en algunos atacaban a los masones, en otros a los comunistas, también para crear tensión. El día 21 todas las calles estaban llenas de legionarios. Y gritaban: "¡Victoria legionaria!" Bloquearon las calles con camiones, tranvías, autobuses, cisternas, con gasolina, preparados para incendiarlos si fuera era necesario. El día 22, hacia las 14.00 horas, el mariscal Antonescu, al ver que se habían cometido tantas crueldades, centenares de personas resultaron heridas, ordenó al ejército que actuara, que liquidara la resistencia y detuviera a los rebeldes."
Después de la rebelión, aproximadamente 8000 mil legionarios fueron detenidos, juzgados y condenados a varios castigos, y unos 700 se refugiaron en Alemania, encabezados por el líder Horia Sima. Ion Antonescu quedó después el como el único dueño del escenario político rumano.
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