El papa Francisco destacó los progresos registrados por Rumanía en los últimos 30 años, a pesar de las dificultades y carencias que tuvo que afrontar.
20 años después de la primera visita de un sumo pontífice a un país de mayoría ortodoxa, el actual papa decidió emprender un viaje apostólico a Rumanía, viaje que exhortó a ir juntos, a dirigirnos el uno hacia el otro y cultivar el diálogo y acercamiento humano:
ʺLos lazos de fe que nos unen se remontan a los Apóstoles, testigos del Resucitado, en particular al vínculo que unía Pedro a Andrés, que según la tradición trajo la fe a estas tierras. Hermanos de sangre, lo fueron también, de manera excepcional, al derramar la sangre por el Señor. Ellos nos recuerdan que hay una fraternidad de la sangre que nos precede, y que, como una silenciosa corriente vivificante nunca ha dejado de irrigar y sostener nuestro caminar a lo largo de los siglos.ʺ
El papa Francisco destacó los progresos registrados por Rumanía en los últimos 30 años, a pesar de las dificultades y carencias que tuvo que afrontar. El sumo pontífice se refirió al precio humano que Rumanía tuvo que pagar para entrar en el siglo XXI, la diáspora y el papel de la Iglesia para servir a toda la comunidad. Escuchemos al teólogo y sacerdote Radu Preda:
El papa Francisco brindó un homenaje a los rumanos quienes, con sus valores y su trabajo, enriquecen los países de acogida y, al mismo tiempo, con sus esfuerzos, logran ayudar a sus familiares que se quedaron en Rumanía. A diferencia de la visita de su predecesor, San Juan Pablo II, celebrada en 1999, que tuvo más bien un carácter ecuménico, porque la invitación le había sido lanzada por la Iglesia ortodoxa, el papa Francisco realizó este viaje apostólico a invitación del presidente del país y de la Iglesia católica de Rumanía. La visita del papa Francisco ha sido la primera visita a un país de Europa que ha durado tres días. El último día fue dedicado a la Iglesia grecocatólica. En Blaj, en el Campo de la Libertad, el papa beatificó a siete obispos grecocatólicos quienes, ante la feroz opresión del régimen, manifestaron una fe y un amor ejemplar hacia su pueblo. Con gran valentía y fortaleza interior, aceptaron ser sometidos a un encarcelamiento severo y a todo tipo de ultrajes, con tal de no negar su pertenencia a su amada Iglesia. Estos pastores, mártires de la fe, han recuperado y dejado al pueblo rumano una preciosa herencia que podemos resumir en dos palabras: libertad y misericordia.
Wilhelm Dancă, decano de la Facultad de Teología romanocatólica:
ʺEn el actual contexto de los Balcanes, esta visita me parece de gran importancia. Si miramos al norte de Rumanía, en la Ucrania vecina, observaremos una tendencia secesionista, de división, en el seno de la Iglesia ortodoxa. En dicho país hay tres Iglesias. Una de éstas se subordina a Moscú, otra a Constantinopla, mientras que la tercera no se subordina a nadie, es autónoma. También en la República de Moldavia existen dos Iglesias: una subordinada a Moscú y otra a Bucarest. Al sur de Rumanía, en Bulgaria, la Iglesia ortodoxa se subordina a Moscú, no a Constantinopla. La Iglesia de la República de Macedonia del Norte que se separó de Serbia se quiere unir a la Iglesia de Bulgaria. Como les estaba diciendo, existe esta tendencia de división. La única que parece transmitir un mensaje de unidad es la Iglesia ortodoxa de Rumanía. ʺʺVine a este hermoso y acogedor país como peregrino y hermano para celebrar distintas reuniones. Y ahora regreso a casa enriquecido, llevando conmigo lugares y momentos, pero sobre todo rostros. Vuestros rostros colorearán mis recuerdos y poblarán mi oración. Se lo agradezco, les llevo conmigo y ahora les bendigo, pero primero les pido un gran favor: rezad por míʺ, dijo el soberano pontífice al final de su visita en Rumanía.
Versión española: Valeriu Radulian
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