Definido como una táctica de lucha no convencional, el terrorismo se basa en la producción de un efecto psicológico generalizado de pánico e intimidación.
Los atentados ocurridos hace 18 años en Estados Unidos cambiaron el mundo. Casi 3.000 personas, incluidos rumanos, fueron asesinadas después de que 19 terroristas de la red Al Qaeda secuestraran cuatro aviones comerciales, el 11 de septiembre de 2011. Estos atentados son considerados los más sangrientos de la historia y las acciones para combatir el terrorismo aún no han finalizado. Los atentados sacaron a la luz vulnerabilidades y cambiaron la política internacional.
Invitado a Radio Rumanía, el general Decebal Ilina pasa revista a la coyuntura en la que se produjeron los atentados:
Definido como una táctica de lucha no convencional, el terrorismo se basa en la producción de un efecto psicológico generalizado de pánico e intimidación, aumentado por el uso manipulativo de los medios de comunicación para alcanzar un objetivo difícil de realizar mediante medios democráticos o convencionales. En opinión de Decebal Ilina, con todos los esfuerzos internacionales por combatir este flagelo, incluso mediante la creación de la coalición internacional antiterrorista, dirigida por EE. UU., la humanidad aún no ha encontrado la solución que reduzca el peligro del terrorismo:
Los datos estadísticos indicaban hace algunos años que el número de atentados terroristas estaba en aumento, sobre todo en el Sudeste Asiático, en el Próximo y Medio Oriente, en el Norte de África y en Europa Occidental, en Francia y Bélgica. Por ejemplo, el Instituto para la Economía y la Paz de Sídney centralizó los datos del 2014 según los cuales más de 32.000 personas perdieron la vida en atentados, un 80% más que en el año anterior. Los países más afectados por el terrorismo son Afganistán, Irak, Nigeria, Pakistán y Siria. De más de la mitad de las víctimas fueron responsables las organizaciones terroristas Estado Islámico y Boko Haram, una organización terrorista africana activa sobre todo en Nigeria. También Al Qaeda continuaba representando una amenaza. Sin embargo, el número de víctimas de los ataques terroristas disminuyó de manera significativa a nivel mundial en 2018.
En una entrevista para Deutsche Welle, el experto en terrorismo Matthew Henman ha explicado cuáles son las causas y por qué no debemos ser muy optimistas. "En los años 2016 y 2017, el número de atentados terroristas aumentó dramáticamente como resultado de la lucha por el control territorial en Irak y Siria, especialmente en Mosul y Rakka pero también por la lucha en áreas controladas por el Estado Islámico. En 2018, no fue el caso. La decreciente cifra de atentados en Siria e Irak ha contribuido a reducir más la cantidad de ataques terroristas en todo el mundo. Así que todo se debe al debilitamiento del Estado Islámico. Sin embargo,sería un error muy grave pensar que el Estado Islámico ha sido derrotado. Aunque haya perdido la mayor parte de su territorio, el año pasado seguía siendo la organización terrorista que más muertes causó en el mundo. La amenaza no sólo sigue existiendo en Irak y Siria, sino también en Afganistán, África occidental, Yemen, Somalia y el Sudeste Asiático. Sólo los talibanes serían comparables al Estado Islámico. Fueron responsables del doble de muertes en 2018 frente al año anterior, especialmente entre las fuerzas de seguridad afgana hubo muchas víctimas", según afirmó Matthew Henman.
Desde el comienzo de este año, tan sólo en Kabul, casi 200 personas fueron asesinadas y unas 90 resultaron heridas en ataques terroristas.
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