Después del año 1945, el año en que la Unión Soviética ocuparía integralmente a Europa Central y Oriental tras el derrocamiento de la Alemania nazi, en la región empezó a instalarse un nuevo régimen: el comunismo. Nunca aplicado antes del año 1917, creación de una agrupación radical marxista encabezada por el ruso Vladimir Ilici Lenin, el régimen comunista se basaba en la represión y el terror instrumentados por la policía política. Con independencia de su denominación, CEKA, NKVD o KGB, en la Unión Soviética, AHV en Hungría, SB en Polonia, StB en Checoslovaquia, STASI en Alemania Oriental o Securitate en Rumanía, la policía política tenía la misma estructura y misión: reprimir cualquier intento de socavación del régimen a través del recogimiento de informaciones y de la eliminación física. El modelo había sido inventado por el célebre Felix Dzerjinski, el primer jefe de la sangrienta institución responsable de decenas de millones de víctimas en la Unión Soviética para que después fuera aplicado en los países ocupados por los soviéticos.
En los Estados de Europa Central y Oriental, los servicios secretos tuvieron un comportamiento similar más de 40 años. Si su manera de actuar fue parecida durante tanto tiempo nos preguntamos ¿qué suerte tuvieron éstos después del año 1989, cuando el régimen comunista fue derrocado? ¿Acaso, tuvieron destinos distintos?
El historiador Marius Oprea opina que excepto la STASI, de la República Democrática Alemana, todas las policías políticas de los Estados excomunistas tuvieron un destino parecido:
"En todos los países excomunistas son visibles los comportamientos de las antiguas estructuras de información, pero en algunos lugares, los ex oficiales de información ya no podían manifestarse. Un ejemplo al respecto es la antigua República Democrática Alemana donde todos los oficiales de la STASI fueron investigados cada uno por separado: ¿quién hizo qué? y según el caso fueron entregados a la justicia pero bajo ninguna forma volvieron a trabajar en el sistema. Cuando Joachim Gauck me invitó a estudiar junto con Ticu Dumitrescu los archivos de la STASI, el chófer que nos llevaba en taxi desde el hotel a la sede de la STASI era un ex oficial STASI que había llegado a practicar taximetría. Conocía muy bien el camino. Pero allí había un problema de seguridad nacional ya que los alemanes occidentales querían saber exactamente con quién dialogaban"
Los analistas que estudian la historia contemporánea y el área ex soviética hablan de una "internacional de las policías políticas, con referencia al concepto de <internacional> promovido con tanta insistencia por los países socialistas. Esta internacional cequista tal como la denomina el historiador francés Emmanuel Droit, es el modelo que hizo que el destino de todos aquellos que formaron parte de las estructuras informativas y de represión de sus países sea parecido después de 1989. La opinión general que condena la presencia de los ex miembros de las estructuras de represión en la vida pública como nuevos ricos, formadores de opinión y hombres políticos no quiere tomar en consideración el hecho de que en el año 1989, todos los ciudadanos se ganaron la libertad, incluidos los ex miembros de la Securitate.
Marius Oprea, él mismo autor de un libro de gran éxito sobre las carreras de los ex oficiales de Securitate rumanos, ha subrayado que en todos los Estados excomunistas, excepto el caso de Alemania Oriental, los ex oficiales de la Securitate y sus hijos se transformaron en élites de las sociedad
"Desgraciadamente, en los ex países comunistas estas estructuras han conservadomás o menos su poder. La unidad de la ex Securitate rumana se rompió de la misma forma que la unidad de acción de los servicios de los Estados hermanados del Pacto de Varsovia. Antes del año 1989, había una colaboración por lo menos formal, entre todos los servicios secretos de todos los países comunistas que intercambiaban informaciones; con los húngaros por ejemplo, los oficiales rumanos de la Securitate mantenían muy buenas relaciones cuando se trataba de dar y cosechar informaciones sobre los disidentes y los opositores políticos; o, intercambiaban material tecnológico con la Alemania Democrática y Checoslovaquia. Era casi un tema de orgullo nacional ya que en 1949, los rumanos habían ultimado un sistema a través del cual se podían supervisar las llamadas telefónicas."
El historiador Marius Oprea ha afirmado también que en el caso de la Securitate rumana, el nivel de recuperación de los ex oficiales ha sido inferior al de otros países ex socialistas:
"En 2003, participé, en calidad de historiador, en un coloquio en Weimar, el único organizado sobre este tema que reunió a especialistas de los Servicios de Inteligencia de varios Estados. En este coloquio se presentaron ponencias sobre lo que había ocurrido con los servicios de inteligencia de cada país. Con respecto al grado de recuperación de las estructuras de las ex policías políticas comunistas, Rumanía estaba peor que los demás. ¿Por qué? Porque en Rumanía, en las condiciones de la revolución de diciembre de 1989, y del golpe de Estado contra la revolución dado por la estructura rusófila dirigida por Ion Iliescu, el ejército y la Securitate no tuvieron más alternativa. No podían dar marcha atrás después de lo ocurrido en Timisoara y Bucarest así que se tragaron la píldora y pasaron del lado de Moscú, tal como lo haría el ministro de Defensa, Vasile Milea, el 22 de diciembre, disparándose una bala"
Dado que la evolución de la mitad oriental de la Europa sovietizada después de 1945 fue similar hasta el año 1989, lo que siguió no podría ser diferente. Un ejemplo más de cómo en la historia, las similitudes son mayores de lo que se cree.
Traducido por Rodica Popa
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