Todas son madres, tienen profesiones diferentes -profesoras, secretarias, arquitectas- y aficiones distintas. Pero hay una pasión que las une a todas: entrenan dos veces por semana en una escuela de danza en Bucarest para estar en forma, aunque también para ser femeninas, y es que todas practican el baile burlesque. He hablado con la monitora de este grupo de mujeres, Camelia Maxim, maestra en el pasado y monitora de baile en el presente:
«He probado varios estilos de baile, pero me he quedado con el baile sensual, porque he sentido que en él me encuentro a mí misma y soy capaz de inspirarme al máximo. Además, puedo ofrecerles algo a otras mujeres, ayudándolas a descubrir esta faceta e incluso a profundizar en ella. En cuanto al burlesque, un día lo descubrí. No conocía la existencia de este estilo, simplemente descubrí los festivales de burlesque en YouTube y me quedé fascinada, ya que para mí es el tipo de baile sexual más completo. Lo es porque combina sensualidad, humor y un espíritu lúdico.»
Desde que descubrió el estilo hasta que empezó a impartirlo, tan solo dio un pequeño paso, como nos ha comentado la propia Camelia Maxim:
«En cierto momento, me lo pidieron desde un grupo de mujeres en que, precisamente, nos dedicábamos a descubrir la feminidad. Nos basábamos en la espiritualidad. Siendo monitora de baile, me pidieron que les impartiera clases de este estilo. Las mujeres necesitan descubrir su sensualidad, ya que muchas de ellas, en esta maratón en la que se ven obligadas a participar todos los días, se olvidan de ser mujeres, se olvidan de ser sensuales, se olvidan de muchas cosas.»
Camelia Maxim nos ha contado quiénes son sus alumnas:
«Las alumnas son mujeres con edades que van desde los 22-25 años, hasta casi los 50. Algunas vienen porque simplemente se sienten masculinas y quieren ser más femeninas. Hubo una época en que venían mujeres bajo recomendación de un terapeuta, ya que tenían ciertos bloqueos a ese nivel. Otras vienen básicamente porque quieren sorprender a su marido o a su novio.»
También he hablado con una de las alumnas. Monica es madre, tiene 38 años y lleva más de dos años practicando este estilo de baile con pasión. ¿Cómo lo descubrió?
«Buscaba un estilo de baile que me sacara de mi zona de confort. Buscaba un estilo de baile que me diera más confianza en mí misma, que me hiciera sentir femenina, explorar mi sensualidad, aceptarme tal como soy y evolucionar en términos de feminidad, sensualidad, confianza en mí misma. Así es cómo encontré el burlesque. De hecho, la idea del burlesque me vino a la cabeza después de ver una película hace unos años. Entonces busqué detalles sobre el estilo de baile, vi de qué se trata, cómo lo ve el resto de la sociedad, y pensé que tenía que probar.»
Se trata de una experiencia totalmente distinta, tal como nos ha contado Monica:
«Recuerdo que al principio fui vestida como para ir al gimnasio, con pantalón de chándal y una camiseta ancha de una tienda de deportes, y llegué a un mundo donde las chicas llevaban corsé, ligueros, mitones o guantes. Pensé que nunca podría vestirme así. Son muy valientes, muy hermosas y muy sensuales, ¡pero mírame a mí! En aquel momento, pesaba unos 13 kg más que ahora. Estaba acomplejada. Yo las miraba con admiración y deseaba estar en su lugar. Ahora yo también llevo corsé o body de encaje, soy femenina, y tengo más confianza en mí misma. Personalmente, he vuelto a mi estilo de adolescente: tengo confianza en mí misma para volver a ponerme faldas cortas y blusas más entalladas, que destaquen mi cuerpo y no solo sirvan para vestirme. Tengo más confianza en mí misma, tengo más confianza para emprender proyectos nuevos y evolucionar.»
Esta evolución la ha guiado con atención la monitora de baile, Camelia Maxim, tal y como nos ha contado Monica:
«Cami no solo trabaja con nosotras los aspectos técnicos. También trabaja mucho la parte psíquica, para que nos sintamos femeninas. Al principio, nos decía todo el tiempo: "Miraos al espejo. ¡Admiraos!". Yo no entendía cómo hacer para mirarme al espejo con cariño, admirarme y llegar a contemplarme a mí misma. Siempre ha guiado nuestros pasos para que nos volviéramos más seguras y femeninas, más sensuales y más dueñas de nosotras mismas. Desde simplemente caminar hasta cómo sentarnos en una silla: nos ha enseñado cómo hacerlo para ser femeninas y elegantes. No solo se trata de sentarte en una silla, sino de transmitir algo en el momento en que te sientas en una silla. Para mí, eso es el burlesque. ¡Es mucho más que un baile!».
Tiene que ver con aceptarse a uno mismo y ponerse en forma, pero también con modificar el comportamiento y evolucionar. También tiene relación con la salud, ya que los entrenamientos son particularmente serios. Monica nos cuenta más detalles al respecto:
«Cada clase de baile comienza con un calentamiento riguroso. No podemos usar elementos de cabaret sin calentar muy bien las piernas. No podemos realizar ciertos movimientos en la silla sin fortalecer los músculos de la espalda o del abdomen. No podemos mantener una postura recta, hermosa y elegante sin tener los músculos calentados y tonificados. Durante estos dos años no solo he notado que he perdido peso, sino también que he moldeado mi cuerpo, con músculos más definidos y bonitos, sin llegar a ser masculinos y fuertes, sino femeninos, con músculos extensos y elegantes. He notado que me cuesta mucho menos entrenar durante dos horas o incluso más, sin cansarme o sin agujetas que no me dejen levantarme de la cama al día siguiente. Así, no solo se trata de un baile, sino también de tonificación y resistencia.»
En condiciones de normalidad, las bailarinas de burlesque ofrecen, asimismo, dos espectáculos al año, junto con la escuela de baile a la que pertenecen, aunque el verano pasado pudieron deleitarse de elogios también en un espectáculo propio.
Versión en español: Víctor Peña Irles
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