Efectos económicos de la guerra en Ucrania
El último pronóstico del perfil del Banco Nacional de Rumanía estima que la inflación para abril llegará al 11,2 %, teniendo en cuenta la situación de finales del 2021. Mientras tanto, la guerra en Ucrania ha cambiado drásticamente los datos del problema, con el ciclo inflacionario en el que nos encontramos —el peor en cuatro décadas, según los expertos— haciendo estragos en el mundo. La crisis geopolítica de la zona no puede pasar desapercibida y se estima que generará un ritmo más acelerado de inflación al alza. En Rumanía, los responsables políticos han propuesto nuevas medidas para limitar y compensar los precios de la energía en un intento por frenar la inflación, pero aun así, al menos en los próximos meses, esta seguirá una tendencia ascendente. ¿Por qué? Porque en esta ecuación con muchas incógnitas está la situación en Ucrania, que tiene un nivel de incertidumbre extremadamente alto. El mundo democrático ha impuesto sanciones a Rusia para hacer que cese esta "operación especial" —como llama el Kremlin a la agresión en la vecina Ucrania— y Moscú, a su vez, tiene sus propios métodos de presión. El más conveniente: el gas.
¿Cuáles son los posibles efectos económicos para Rumanía en caso de que haya interrupciones en el suministro de gas a nivel europeo, en medio del conflicto en Ucrania? El analista financiero Dragoș Cabat dice:
“Los efectos económicos serán importantes, porque habrá presión, en primer lugar, sobre el aumento de los precios del gas, pero también sobre el petróleo y otras materias primas que produce Rusia y que también produce Ucrania, y esto conducirá a un aumento de los precios en la Unión Europea. Y también conducirá a una desaceleración del crecimiento económico en la Unión Europea. ¿Por qué nos interesa esto a nosotros, como rumanos? Porque nuestros socios comerciales más importantes están en la Unión Europea, y en particular son Alemania, Francia, Italia, España; estos países se verán afectados, unos muy severamente, otros menos, por la falta de gas de Rusia y por un crecimiento económico, en consecuencia, menor. Porque el gas no solo se usa para el calentamiento de la población, también lo usan las empresas manufactureras y entonces, si la producción y la demanda de subcomponentes de Rumanía disminuyen, el impacto también afectará a las empresas rumanas. Y el otro impacto fuerte que todos ya sentimos es causado por la inflación, por el aumento de los precios, que tiene una parte que en este período viene del aumento de los precios del gas y el petróleo rusos".
El catedrático universitario de Ciencias Económicas, Mircea Coșea, también hace referencia en Radio Rumanía al impacto de la guerra de Ucrania en la economía rumana. Una guerra siempre tiene efectos secundarios, por lo que, desde mi punto de vista, y lo llevo diciendo desde el comienzo de esta invasión, Rumanía ya es una víctima colateral, dice el profesor Coșea:
“Claro que algunos dicen: no es tan malo, porque no importamos trigo, tenemos nuestro trigo, importamos poco gas. Sí, pero estos no son problemas importantes. Lo importante es que Rumanía ha entrado en una zona que, desde el punto de vista económico, se denomina "zona de espera". Quiero decir, estamos en la frontera de un conflicto muy serio e impredecible, no sabemos qué va a pasar. Esta zona económica queda a la espera de inversión extranjera. El apetito por invertir en Rumanía no desaparece, pero disminuye, porque los inversores están esperando a ver qué pasa, a ver cuán grande es el riesgo. Otro efecto que considero negativo es el hecho de que somos una economía pequeña y una economía extremadamente vulnerable desde mi punto de vista: los alimentos que comemos son un 70 % importados. Esto significa que este aumento de precio de los alimentos a nivel global vendrá por contagio, por importación, también a Rumanía. Estamos en una economía global, así que donde sea que pase algo, se siente hasta cierto punto también en otros lugares”.
Al mismo tiempo, todas estas reducciones de exportaciones que harán Rusia o Ucrania deberían compensarse de alguna manera, la estructura misma de la producción agrícola de la Unión Europea tendrá que ser replanteada rápidamente, dice el profesor Mircea Coșea:
"Bruselas ya está discutiendo cómo podríamos resolver la crisis de los cereales redimensionando la producción de cereales en Europa. Porque Europa ha renunciado a la producción de cereales en los países desarrollados, introduciendo productos mejor comercializados en el mercado que simples cereales como el trigo, la avena u otros. Por supuesto, también tenemos que hablar de oportunidades. Hay oportunidades en cualquier crisis. En este momento nosotros tenemos un excedente de trigo. Se debe tomar una decisión política entre exportar o almacenar. Porque seguro que este excedente, si se exportara ahora mismo, nos traería muchas ganancias, pero no sabemos qué va a pasar en el futuro, especialmente ahora —y no creo que podamos volver a tratar esta decisión o análisis que han hecho los especialistas—, ya que el 2022 no es un buen año agrícola”.
Lo que sí se sabe con certeza es que la situación en Ucrania ha llevado a las autoridades de Bucarest a buscar soluciones para reducir o incluso eliminar las importaciones de gas de Rusia, que afortunadamente se encuentran en un nivel bastante bajo. La reanudación de la producción de electricidad con la ayuda del carbón, la aceleración del proceso de extracción de gas del mar Negro o la búsqueda de una vía para que el gas licuado del mar Mediterráneo llegue también a Rumanía podrían solucionar este problema.
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