En la Primera Guerra Mundial, Rumanía fue aliada de Francia, Inglaterra y Rusia. Derrotado en la campaña militar del sur de 1916, el ejército rumano se retiró al este de Moldavia donde un millón de soldados rusos fueron movilizados para resistir los ataques germano-austrohúngaros. Sin embargo, en un año y unos meses, los soldados rusos estacionados en Rumanía pasaron del orden a la anarquía.
El historiador Serban Pavelescu del Instituto de Estudios Políticos de Defensa e Historia Militar editó el volumen "El aliado enemigo". El libro contiene memorias rumanas originales escritas por dos generales rusos, Nikolai A. Monkevitz y Aleksandr N. Vinogradski, que estuvieron en el frente rumano entre los años 1917 y 1918. Los dos generales rusos describieron las circunstancias de la guerra, las relaciones humanas, fragmentos de la realidad cotidiana.
Șerban Pavelescu explica a continuación las elecciones que hizo Rumanía durante la Gran Guerra, entre Alemania y Rusia, que entró en guerra junto a la Entente, pese a que formaba parte de la Triple Alianza.
"Rumanía no quería aliarse con Rusia porque la historia de sus relaciones con Rusia la hacían desconfiar. Rumanía incluso se había unido a la Triple Alianza para encontrar una solución a la amenaza y el riesgo de la seguridad militar que planteaba Rusia. Por otro lado, sin embargo, Rumanía quería aliarse con Francia, al igual que en 1883 cuando quiso aliarse con Alemania y tuvo que tragarse la amarga píldora austrohúngara. Por lo tanto, Rumanía quería esta vez aliarse con Francia y Gran Bretaña, por lo que tuvo que tragarse la píldora rusa".
Así comenzó la aventura rumano-rusa al filo de la navaja, una alianza mantenida viva por los franceses. Șerban Pavelescu.
"Las relaciones de mando eran bastante justas. Lo que hizo que la alianza funcionara sin grandes defecciones hasta la revolución de febrero de 1917 fue la continua presencia y las diligencias de la misión militar francesa encabezada por el general Henri Mathias Berthelot. La misión militar francesa se encargó de la dotación y el entrenamiento militar rumano y mantuvo buenas relaciones con el gran aliado ruso. Estas relaciones suponían la vigilancia de los envíos de equipos, municiones y otros suministros de guerra que venían por un camino desviado a Mammask y cruzaban todo el territorio ruso hasta Rumanía. Había miembros de la misión militar francesa presentes en cada nudo ferroviario haciendo posible esos envíos cuando la prioridad eran las necesidades del frente ruso".
Sin embargo, la alianza rumano-rusa había sido construida bajo las sospechas de los rumanos y la arrogancia de los rusos. Șerban Pavelescu con más detalles.
"Los rusos, cuando entraron en guerra, comunicaron a los franceses que para ellos el frente rumano era absurdo y que era imposible defenderlo. En su opinión, lo que los rumanos habían pedido y los Aliados habían aceptado, a saber, mantener el frente sur, era algo imposible de realizar. Los rusos fijaron su primera línea ideal en el río Siret. Mencionaría además la lentitud con la que las tropas rusas intervinieron en los combates mientras el ejército rumano luchaba por hacer frente a las circunstancias y mantener los pasos de los Cárpatos y luego defender las posiciones en los ríos Jiu y Olt. Los rusos intervinieron demasiado tarde en la batalla de Bucarest. Además, en el frente sur de Dobrogea enviaron algunas tropas de sacrificio, entre ellas la heroica división serbia que perdió casi la mitad de su fuerza en batallas que no cambiaron el destino de la guerra".
La alianza rumano-rusa funcionaba con síncopes, pero los dos generales rusos afirmaban que sus militares en Rumanía estaban bien entrenados, bien alimentados y cuidados, tenían suficientes armas y municiones y no habían sido víctimas de las epidemias de fiebre recurrente y tifus exantemático. Sin embargo, la revolución de febrero de 1917 lo cambiaría todo. Trajo la desintegración del ejército ruso debido a la propaganda del movimiento bolchevique y la abolición por el Gobierno provisional ruso de la disciplina militar y la jerarquía. La ofensiva germano-austrohúngara en el verano de 1917 fue detenida por los esfuerzos sobrehumanos del ejército rumano, mientras que en el norte, en Ucrania, unidades rusas enteras abandonaron los ejércitos de las Potencias Centrales. Según Șerban Pavelescu, en poco tiempo, la frágil alianza rumano-rusa se convertiría en una enemistad feroz.
"Paulatinamente, el ejército ruso cambió su postura: de aliado, se convirtió en algo incierto hasta que en el otoño de 1917 se transformó en enemigo. La mayoría de las tropas rusas se encontraban detrás del frente, una gran concentración de tropas rusas estaba en el área de Nicolina, por encima de la ciudad de Iasi. La agitación y la propaganda bolchevique formada allí, los comités revolucionarios creados después de octubre de 1917, amenazaban las estructuras políticas y administrativas del Estado rumano. De esta realidad hasta el conflicto fue sólo un paso que se daría en el invierno de 1917 y 1918, cuando las tropas rumanas se vieron obligadas a intervenir contra el antiguo aliado para evacuarlo de Rumanía. Esto llevaría a enfrentamientos directos entre las tropas rumanas y rusas en 1918, ya que los militares rumanos trataban de evitar que los militares rusos abandonaran el frente con equipos, armamento y municiones. Detrás del frente, la falta de disciplina, la desorganización, la agitación revolucionaria convirtieron a los soldados rusos en bandas de saqueadores que destruyeron todo a su paso".
Al final de la Primera Guerra Mundial, Rusia y Rumanía tomarán direcciones opuestas y seguirán siendo enemigas: Rusia optará por el régimen comunista y Rumanía por la democracia liberal.
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