Domingo 17 de noviembre

domingo 17 de noviembre

Primero, amigos, os quiero decir que aquí gozamos una semana más de muy buen tiempo: días soleados, árboles vestidos de brillantes colores otoñales, todo un espectáculo. Las temperaturas, en Bucarest, rondaron los 23 grados centígrados. Sin embargo, a partir del jueves llegaron las lluvias ligeras y las temperaturas bajaron unos grados.

 

Con esto paso a contestar la correspondencia de hoy: José Luis Corcuera de Vitoria-España se pone en contacto con nosotros para mandarnos sus cordiales saludos y su nueva colaboración mensual.

De nuevo les escribo con unos informes de recepción, la mayoría son de la temporada de verano, pero las dos últimas son de la nueva temporada y la señal no era mala. Les capté en los 5920 porque en los 7235 sale otra emisión con música que no tiene nada que ver con la emisión de RRI. La temporada no hizo más que recién comenzar y espero darles mejores noticias el próximo mes.

Parece que la temporada radial de invierno nos ha traído el tiempo invernal. El día uno de noviembre cuando se celebra el Día de difuntos tuvimos fuerte viento, una lástima ver volar flores y ornamentos que los familiares depositaban en las tumbas de sus fallecidos. Los días posteriores llegaron con lluvia, hoy día 10 casi todo el día lloviendo y en pocas ocasiones en la mañana nieve. En las montañas altas es nieve lo que abajo en la ciudad es agua.

Los políticos ya tienen escusa, la gente no acude a votar por el mal tiempo. Y en verano no acude a votar porque se van a la playa. Nunca es porque ellos no crean expectativas a la población.

Esto viene a cuento porque tuvimos elecciones presidenciales. Creo que no habrá sorpresas porque llevaban 6 meses intentando formar gobierno y no se pusieron de acuerdo entre los partidos. Y ahora … nuevas elecciones, como si la gente cambiase de ideas en 6 meses, supongo que lo que puede cambiar algo las cosas es la abstención porque la gente se cansó de ir a las urnas para que los políticos no hagan su trabajo.

Ya para el próximo mes más informes y más noticias.

Con los mejores deseos se despide: José Luis Corcuera.                                                                                       

-Muchas gracias José Luis, por lo compartido y por seguir en contacto con nosotros. Me alegro que las nuevas frecuencias den buenos resultados. En cuanto al tema de las elecciones, mejor no decir nada más, pues sabemos de sobra cómo funcionan estas cosas. Un gran abrazo en la distancia y mis mejores deseos para ti y los tuyos. ¡Hasta la próxima!

 

 

Pablo Romes Viñas nos escribe que vive en Cusco-Perú y que escucha nuestras transmisiones en castellano porque le interesa conocer la cultura y las tradiciones de otros países. Este amigo destaca la riqueza artesanal de la selva peruana producto de pueblos nativos de regiones como Ucayali, Loreto, San Martín, Amazonas, Madre de Dios, Huánuco, Pasco y Junín. Sus pobladores elaboran obras muy originales y belleza, lo cual se puede apreciar en su cerámica, cestería, tejidos, alfarería, entre otras artesanías. Una de las más importantes comunidades productoras de cerámica en la selva peruana es Shipibo-Conibo, cerca de la ciudad de Pucallpa, escribe Pablo. No hay que pasar por alto los textiles selváticos son teñidos y bordados con símbolos y figuras mitológicas amazónicas y la famosísima Cerámica Vicús, una de sus más importantes manifestaciones de la Cultura con el mismo nombre, civilización desarrollada entre los 100 A.C. hasta los 400 D.C. La cerámica Vicús se caracteriza por ser maciza, rustica, con detalles grotescos. Destaca la decoración modelada, por un lado, representan figuras humanas en distintas actitudes o actividades, como guerreros, tejedoras o personajes que han sido interpretados como sacerdotes; por otro lado, representan a la fauna local, se encontraron cerámicas con formas de ciervos, roedores, felinos, primates, patos, loros, lechuzas, iguanas y serpientes. En algunas ocasiones, estás cerámicas contienen características de dos o más animales, aludiendo un carácter mítico. Fuente: https://peru.info/es-pe/talento/noticias/6/24/ceramica-vicus--una-de-las-importantes-del-antiguo-peru

-Bueno, Pablo, muchas gracias por haber contactado con nosotros para saludarnos y proporcionarnos estas interesantes informaciones. En cuanto a tu pregunta, te puedo decir que en Rumanía también se realiza cerámica original: la cerámica de Horezu (sur de Rumanía) ha sido inscrita por la UNESCO (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Según la página web de la UNESCO, la cerámica artesanal de Horezu es un producto único en su género, que se fabrica a mano en el distrito de Vâlcea (Rumanía). Los alfareros, mujeres y hombres, escogen y extraen primero la arcilla, y luego la someten a operaciones de limpieza, troceo, riego, amasado, pisoteo y mezcla hasta transformarla en una pasta a partir de la cual obtienen una cerámica de color rojo. Cada objeto se modela con una técnica especial, utilizando los dedos, y se ornamenta con motivos tradicionales de tonos vivos, antes de meterlo en el horno. Los alfareros utilizan instrumentos tradicionales: amasadoras, tornos, peines, utensilios de ornamentación y hornos de leña.

 

 

Seguimos con el último material que Miguel Ramón Bauset de Alboraya-Valencia-España, escribió para este programa, parte de su ciclo ESTAMPAS DE LA VIDA 39, LA CABAÑA DEL BOSQUE.

Aquella noche había sido muy movida en el bosque por culpa del viento que había decidido pasar por aquel lugar de la manera más rápida posible, con una prisa inusitada como si los habitantes del planeta no conociéramos la prisa y el stress del cada día. Entre la oscuridad y el amigo viento, los habitantes del bosque no podían conciliar sueño. Y eso que a lo primero están acostumbrados. Se esperaba por todo aquello una noche fría y solitaria, sin apenas transeúntes.

El pueblo más cercano, estaba tan alejado y sus calles con tan pocas luces que ni reflejaban en el firmamento, pleno de nubes que estaban jugando y correteando sin parar. La luna, debía de haber hecho fiesta porque ni rastro de sus variadas fases. El sonido de ramas, hojas y más hojas daba a aquel espacio un panorama entristecido que a la vez curioso. Venga y venga, aire y más viento.

Aquella noche don búho y señora habían decidido abandonar su vivienda en aquel ciprés de la ladera e ir a la fiesta que sus primos montaban en la otra parte de la montaña por el nacimiento de su nuevo hijo, pero no se atrevieron dado el movimiento de ese viento huracanado que había hecho acto de presencia sin ni siquiera haberle invitado, y convocaron de urgencia a su vecina la paloma mensajera para que con su rapidez acostumbrada les llevara el mensaje de viva voz de la no asistencia, no sin antes prometerles un nuevo viaje cuando las condiciones mejorasen. Visto el panorama los dos se pusieron a cantar sus mágicas entonaciones tan apropiadas para una noche como esa, y abandonaron la idea de una cena opípara terminando en un pequeño depósito de provisiones cercano para coger energía.

Los animales del bosque preferían la lluvia al viento porque, decían, ya tenían sus refugios preparados y pasaban mejor las tempestades que desde arriba les enviaba la madre naturaleza.

Un lobo aullaba a lo lejos y daba a entender lo poco contento que estaba también, entre otras cosas porque no podía salir en busca de sus presas favoritas, distribuidas entre gallineros, con el permiso de las astutas zorras, o de algún manjar más sabroso entre los despistados de la fauna o de nuevos aventureros que pensaban que allí no existían los peligros.

Cada ruido se antojaba un peligro, un nuevo visitante, cuando a lo mejor era una ramita o una hoja que el otoño y don viento decidieron darle un viaje gratuito sin gastos de envío.

La noche avanzaba y de pronto, en aquel camino polvoriento, pleno de hojas, ramas, hoyos y vaya usted a saber cuántos obstáculos más se oyen las pisadas de dos hombres cargados de leña, que arman tanto ruido que despiertan a los habitantes del bosquecillo a ver qué pasaba y eso que les había costado conciliar el sueño.

Los leñadores, sin miedo ni linternas, tenían buen paso y su cargamento era muy apropiado para los fríos días que se avecinaban. No tenían miedo de encontrarse con algún habitante terrestre de la zona, aunque la noche no era muy apropiada.

Siguieron y siguieron, paso tras paso por el camino tan abrupto, sin mediar palabra, mientras los búhos seguían hablando y hablando con sus cantos y la paloma volvía de su misión con la respuesta familiar más contenta que unas pascuas sin importarle la lucha contra el viento que había tenido que librar.

Todos los del bosque, activos, mediodormidos y ronqueras se preguntaban adonde llevaban la leña aquellos hombres de la prisa sin miedos agregados.

Nada más acabar ese bosque aireado se encontraba una cabaña, una vieja cabaña, por donde pasaba el camino pedregoso. Llegados allí descargaron la leña, y una vez dentro saludaron a un par de viejecitos que les tenían preparado una buena sopa caliente, con una chimenea que daba gozo.

El diálogo se amenizó en cuestión de segundos y nuestros caminantes quedaron como nuevos. Hablaban de cómo habían cogido aquella leña, ramita a ramita, de los pinares y barrancos cercanos y de como un ciervo les había visitado mientras comían un poco y bebían una taza de café. Los lugareños con aquel tiempo no habían salido de casa y hablaron de su niñez y como los vecinos habían ido desapareciendo de la vida, o emigrando a pueblos cercanos porque allí la vida era dura y difícil, y con esa emigración cada vez más notoria.

Las brasas, aquel fuego tan vivo, eran testigos de cuanto decían e incluso les invitaron a colocar dos sabrosos muslos de pollo, de los caseros del gallinero, por cierto, para que se tostaran.

Hoy por la tarde, antes de que se iniciara esta ventolera, nosotros sin salir de casa oímos un concierto de todo tipo de animales, no sé qué estarían preparando porque aquello sonaba divino.

Ni idea, contestaron los hombres, pasamos por el bosque y estaba todo revuelto por el viento, alguna lechuza cantaba, pero todos dormían, Eso será porque estarían contentos.

Ni una radio ni una tv ocupaban aquel hogar, sólo las conversaciones del matrimonio y de los hijos recién llegados, cuando estaban eran noticia.

Después de la sana cena y de la grata conversación, era tarde y había que descansar. Allá al fondo, en el bosque, el viento ya no daba esos sobresaltos y sus habitantes, en aquella noche fría y poco clara, comenzaban a dar muestras de cansancio, a dormirse en pocas palabras, mientras las nubes allá arriba correteaban menos y a esa horas iban dejando paso a Doña Lola que se levantaba de la siesta y comenzaba a iluminar cuanto encontraba, caminos, ciudades, terrazas y personas que se disponían a dormir. El viento había hecho una tregua y quién sabe si había sido una picaresca de las suyas para tomar fuerzas con el día siguiente que llegaría unas horas después. La luna lunera cascabelera estaba en fase de luna llena y en algunos lugares parecía casi pleno día. Qué cosas tiene la madre naturaleza. Si hubiera sido verano a las simpáticas luciérnagas  se les habría visto su luz verde en sendas y caminos cubiertos de verde. Pero era otoño y aquello cambiaba. ¿Qué habrá sido de aquellas hormigas que cuando las cigarras no paraban de cantar y se reían de ellas, no cesaban de hacer viajes con alimentos para su invierno? Deben tener una fiesta allá abajo en sus hormigueros, sin lugar a dudas.

Y tras la noche empezó a clarear el día. Con esos síntomas, como si de la gripe se tratara, los gallos del pequeño corral de la cabaña empezaron a saludar al nuevo día repleto de sus mejores repertorios. Una y otra vez cantaban como nunca lo hicieron. La luz comenzaba a hacerse más patente. Una temperatura más que agradable para la época. Un cielo azulado como nunca y parece que don viento, esa pesadilla nocturna de ayer, había emigrado en busca de mejores territorios donde hacerse notar.

Las nubes, ni se asomaban en la lejanía, y nuestra Lola se debilitaba para dejar paso al rey astro que, desde la lejanía ya era embajador de la claridad más potente, parecía incluso más brillante.

La familia de la cabaña ante tal claridad matutina y el concierto del gallinero, disimuló su sueño y se puso a contemplar el panorama, primero los restos de las brasas, casi reducidas a cero, y luego a preparar su desayuno con la leche de las vacas que ordeñaron ayer antes de partir a por leña dos de sus moradores.

Pero no pudieron dar la bienvenida a los alimentos que los cuerpos pedían en primera instancia con mucha facilidad.

Fuera de la casa, los gallos seguían cacareando, unos cuervos graznaban allá en lo alto, tórtolas no cesaban de volar en libertad cantando, los animalitos del bosque, incluso las aves rapaces nocturnas acudían allí y sacaban sus mejores interpretaciones. Como en el mejor de los conciertos iban tomando asiento y no cesaban sus melodías una y otra vez. Los pajarillos eran los que mejor lo hacían, dada la variedad de razas y colores. Con el ruido sonoro iban invitando a los animales más lejanos formando un despertar como nunca se había visto, todos alrededor de la cabaña.

Claro que sus cuatro pobladores construyeron como mejor sabían cuatro instrumentos diferentes, salieron fuera donde hacía un ambiente celestial y un concierto extraordinario, y se unieron al gentío. Nadie sabía qué pasaba ni el por qué ocurría eso con tanta majestuosidad. Todos, absolutamente todos los animales eran felices con sus mensajes sonoros. Y lo más gracioso del caso es que salían piezas casi sinfónicas.

De repente, nuestra amiga la paloma mensajera aparece en el cielo, y viendo aquel gran concierto repleto de compañeros fauneros y de los miembros de la cabaña, se posa sobre el sombrero de la señora con una rosa y un mensaje que traía atado a su patita:

FELICIDADES AMIGOS, EL PRÓXIMO VIERNES 22 DE NOVIEMBRE ES SANTA CECILIA PATRONA DE LOS MÚSICOS.

Aunque no lo crean sonaron un coro de aplausos que subieron más allá de las alturas. Y me han dicho que el concierto seguirá variado y alegre hasta que finalice el día

MIGUEL RAMÓN BAUSET     RRI  17.11.19     

-Muchas gracias, Miguel, por haber compartido esta bonita historia, un gran abrazo y ¡Hasta pronto!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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Publicat: 2019-11-17 05:51:00
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