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Pro Memoria: De la historia de la prensa femenina en Rumanía

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Los derechos y libertades del individuo, enunciados desde el siglo XVIII, han puesto en su centro la promoción de la igualdad, más allá de cualquier criterio de religión, raza, etnia y género. La emancipación de la mujer ha sido un tema que ha atraído cada vez más adeptos desde la segunda mitad del siglo XIX, y el socialismo y el feminismo tenían como objetivo abogar más por los derechos de la mujer en una sociedad moderna. Los esfuerzos más insistentes se han hecho por los derechos salariales y políticos de las mujeres, siendo el derecho al voto una conquista que han tenido desde el siglo XX. Y la prensa también hizo campaña por la igualdad de derechos para las mujeres, convirtiéndose en uno de los medios más poderosos a través de los cuales se lograron los objetivos del movimiento feminista.

En Rumanía también surgió la emancipación de la mujer y el feminismo en la segunda mitad del siglo XIX, y la lucha por los derechos se libró asimismo a través de la prensa. En todas las publicaciones solían aparecer artículos de diferentes tamaños y con diferentes temas de interés para las mujeres. Pero las revistas que asumieron el papel de la emancipación de la mujer comenzaron a tener una audiencia constante, y entre las que se comprometieron con el proyecto de emancipación de la mujer estaba la revista La mujer. Las revistas con la palabra mujer en sus títulos aparecieron a partir de 1868, La mujer. Diario no político fue la primera. Otras revistas como La mujer rumana, La mujer del pueblo, La mujer y el hogar, La mujer ortodoxa, La mujer elegante, La mujer del distrito de Dâmbovița, La mujer trabajadora surgieron durante períodos más o menos largos y, por el título, se podía adivinar su perfil. El período más largo de vigencia de una revista femenina fue entre 1946 y 1989, titulada La mujer, que sigue apareciendo aún hoy en día.

Las revistas femeninas no solo las escribieron mujeres, como podría pensarse. Podría decirse que, por el contrario, las mujeres entraron más tarde en el mundo del periodismo defendiendo sus derechos. La socialdemócrata Elena Gugian fue una de ellas. En el año 2000, cuando el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana la entrevistó, Gugian recordó que, a los 19 años, en 1944, cuando se afilió al Partido Socialdemócrata, su carrera había seguido los círculos obreros a los que había pertenecido y de los que se inspiraba para los textos que publicaba en la revista para la que trabajaba.

«En las organizaciones del partido había muchas mujeres de las fábricas. Eran de APACA, en su mayoría mujeres, una fábrica de ropa. Eran de la fábrica de dulces Anghelescu, en la calle Şoseaua Viilor. Eran de la Fábrica de Flora, la fábrica de conservas, también de Şoseaua Viilor, de la Fábrica de Medicinas y de la Fábrica de Cigarrillos. Allí donde la mayoría de los empleados eran mujeres, teníamos organizaciones y nos reuníamos con ellas allí, en el trabajo. Me reunía con las mujeres, hablaba con ellas además de ser periodista, es decir, tomaba apuntes de lo que se discutía allí para la revista de la organización de mujeres, que se llamaba La mujer trabajadora».

 

La revista La mujer trabajadora de la socialdemocracia rumana intentó implicarse mucho en los asuntos de las trabajadoras. Elena Gugian recuerda los primeros números de la revista y su renacimiento en la posguerra:
«Con este nombre se conoce desde 1930, cuando apareció en un pequeño cartel, de 2-3 páginas, y desapareció con la desaparición de los partidos históricos, los partidos democráticos, en 1938. Reapareció en 1946, tomando el nombre de La mujer trabajadora y apareciendo como revista. En 32 páginas, al principio aparecía solo en blanco y negro, luego en rojo, luego en combinaciones de rojo y negro o rojo y azul, dependiendo de la tinta que pudiéramos encontrar en ese momento».

Elena Gugian hacía trabajo de campo y estaba literalmente enamorada de su trabajo:

«Yo, que era el miembro más joven del equipo, iba de un lado para otro con el reportero gráfico sacando fotos, informando y recopilando datos. Siendo la más joven, siempre iba de un lado a otro, incluso a los servicios de prensa de algunas legaciones o embajadas establecidas hasta entonces en Bucarest, donde obtenía fotos y artículos sobre mujeres socialdemócratas en sus países».

 

Después de 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, había que reconstruir todo, había que reconstruir la paz especialmente. Y Elena Gugian y sus colegas participaron en el esfuerzo general.

«Nos interesaban las mujeres por varias razones. Después de la guerra, muchas mujeres se encontraron de repente como cabezas de familia, con hijos que criar, porque sus maridos habían muerto en el campo de batalla o porque habían regresado de la guerra sin poder trabajar. Y entonces, las mujeres se vieron obligadas a buscar trabajo. La gran mayoría de ellas eran analfabetas. Y nuestra gran preocupación era ayudarlas organizando algunos cursos de alfabetización. Queríamos enseñarles a leer y escribir, al menos para que aprendieran a firmar en la nómina, si no más. Pero poco a poco, a algunas de ellas empezaron a gustarles, empezaron a leer y salieron adelante».

 

De 1945 a 1948, la revista La mujer trabajadora siguió su misión y continuó militando por los grandes principios de la igualdad. Convertida en La mujer a partir de 1948, con la llegada del régimen comunista comenzó otro capítulo, el de la prensa propagandística en un régimen represivo.

 

Versión en español: Mihaela Stoian

Categories: Pro Memoria
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