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Puntos neurálgicos de la situación de los niños en Rumanía

Recientemente, la organización no gubernamental Save the Children de Rumanía ha publicado una radiografía de la situación de los menores en nuestro país, de la que destacan 10 puntos sumamente críticos. Entre ellos hay problemas estancados desde hace muchos años y que, aunque son bien conocidos, no se solucionan. Por ejemplo, uno de cada cinco niños rumanos no termina los estudios a tiempo, más de 7000 niños rumanos nacen anualmente de madres menores de edad, casi 1200 de estas madres están en su segundo o incluso tercer parto, más de medio millón de niños han tenido recientemente a al menos uno de los padres trabajando en el extranjero. Además, la tasa de mortalidad infantil en el campo sigue siendo significativamente más alta en comparación con las zonas urbanas (un 6,5 frente a un 4,2 por mil). A estos problemas se suman otros quizás menos conocidos en el espacio público, pero igualmente graves. Uno de ellos se refiere a la salud emocional o mental de los niños. Más del 41 % de las chicas de 15 años tienen trastornos del sueño, mientras que el 57 % de ellas experimentan el nerviosismo con frecuencia.



El director de apoyo de la ONG Save the Children, George Roman, llama la atención sobre este tema:


«El bienestar emocional se refiere a la forma en que las autoridades entienden que se debe invertir en servicios de salud mental y protección para los niños que necesitan apoyo adicional, como los niños con necesidades educativas especiales o los niños con discapacidades. Y no tenemos ningún resultado favorable. Incluso la Organización Mundial de la Salud ha destacado el hecho de que en Rumanía hay niños con problemas relacionados con el sueño y el autocontrol. A veces se sienten aislados, excluidos de sus grupos, en las instituciones educativas o en la comunidad. Hace falta dinero para las sesiones de asesoramiento psicológico, porque los servicios sociales y las direcciones generales para la protección de los derechos del niño tienen un número muy limitado de psicólogos, no todos ellos capacitados para dar sesiones de asesoramiento o psicoterapia, y las organizaciones no gubernamentales son pocas y están abarrotadas. Por ejemplo, en el Centro de Salud Mental de Save the Children hay una lista de espera de varios meses, a veces con esperas de entre 3 y 6 meses, para los casos que necesitarían servicios, ya que nosotros los proporcionamos de forma gratuita».



Parte de los problemas emocionales de los niños también se deben a la ausencia de los padres que trabajan en el extranjero. De hecho, el espejismo de irse también hace que los jóvenes deseen lo mismo, como si hubieran crecido con estos objetivos en mente.


George Roman aporta más detalles:


«Más de la mitad de los niños no quieren quedarse en Rumanía, y dos de las principales razones mencionadas por los niños están relacionadas con la calidad del sistema educativo. Alrededor de un tercio de ellos dijeron que querían irse precisamente por esto, porque la escuela no es atractiva y consideran que no pueden formarse profesional y educativamente en Rumanía. Pero también hay un porcentaje bastante importante, significativo, en nuestra opinión, el de los niños que quieren irse, porque aquí se consideran amenazados por la pobreza: entre el 21 % y el 22 % de los niños lo afirmaron. No quieren vivir en la pobreza en Rumania y tratan de tener una vida mucho mejor desde el punto de vista financiero en otros países, muchos de ellos probablemente teniendo el ejemplo de sus propios padres».



Otro tema sumamente grave se refiere al abuso sexual. Menos del 20 % de las denuncias penales contra las víctimas menores de edad llevan al enjuiciamiento de los agresores.


George Roman, director de apoyo, opina lo siguiente:


«Parece que lo que menos nos interesa es combatir este fenómeno del abuso sexual. Aparte de unos pocos profesionales judiciales extraordinariamente bien formados, hay poca inversión en la política social nacional. Por ejemplo, hay un programa que la ONG Save the Children ha desarrollado en colaboración con la Dirección General de Protección de los Derechos del Niño del distrito 6 de Bucarest en los últimos dos años. Es, creo, uno de los pocos ejemplos en los que el niño involucrado en situaciones judiciales recibe la protección necesaria durante su audiencia, para que no se sienta traumatizado de nuevo o simplemente despreciado durante las audiencias, que incluso pueden llegar hasta un número de 14 audiencias. Un niño víctima del abuso sexual se sentiría obligado a recordar el trauma por el que pasó frente a cualquier persona involucrada directa o indirectamente en los procedimientos judiciales. Y aquí me refiero a las repetidas audiencias por la policía, la fiscalía, los juzgados y los servicios sociales».



En los pocos casos en que las denuncias de abuso sexual de un menor por parte de un adulto llegan a los tribunales, las condenas no solo son poco frecuentes, sino que 3 de cada 5 sentencias van acompañadas de condenas en suspenso. Y esto significa que el agresor podrá regresar a la comunidad donde vive su víctima, concluye George Roman, director de apoyo de la organización Save the Children, quien espera que, sin embargo, el próximo año, la situación del menor mejore y se haga justicia.



Versión en español: Mihaela Stoian

Categories: Sociedad
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