En diciembre de 1989, en Rumanía, tuvo lugar la revolución que condujo a la caída del régimen comunista.
Jefe del Servicio Especial de Inteligencia entre 1940 y 1944, Eugen Cristescu es considerado por algunos historiadores como uno de los mejores agentes de inteligencia que ha tenido Rumanía. Fue una de las personas de confianza del mariscal Ion Antonescu, líder del Estado rumano durante la Segunda Guerra Mundial.