 
                                    Tras su fundación en 1921 como brazo de la Internacional Comunista, el Partido Comunista de Rumanía fue declarado ilegal por la ley de 1924. La principal acusación contra el PCdR era promover la desmembración del país. Entre 1924 y 1944, el partido operó en la ilegalidad y sus militantes pusieron en práctica todo lo que suponía sabotear al Estado rumano.
 
                                    El final de la Primera Guerra Mundial, lejos de calmar los ánimos caldeados que la habían desencadenado, alimentó nuevas rabias y obsesiones, y las soluciones extremas se consideraron las más adecuadas.