Pocos saben que, hace cien años, Rumanía era el segundo mercado productor más grande de Europa, después de Francia, por supuesto. Fue el brillante período de entreguerras, cuando Bucarest era conocida como la Pequeña París, y las marcas francesas de perfumes tenían fábricas aquí, entre los Cárpatos y el mar Negro: Coty, Guerlain, Lubin. La propia reina María de Rumanía fue promotora de la marca Houbigant.