En agosto de 1942, el ejército rumano, aliado con los ejércitos alemán, italiano, húngaro y croata, llegó a Stalingrado. Durante los seis meses siguientes se libraría allí la batalla más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial, que cambiaría su curso
La historiadora Gabriela Dristeru, del Instituto de Historia Nicolae Iorga de Bucarest, investiga el fenómeno de la deserción del ejército rumano durante la Gran Guerra