En 2015, el director Șerban Georgescu inició una incursión única en la realidad rural local, encarnada en un documental que tuvo mucho éxito: Repollo, patatas y otros demonios. La película narra los esfuerzos de los habitantes de un pueblo cercano a Bucarest, Lungulețu, para salir de un círculo vicioso del que nadie salía ganando. Diez años después del inicio de su experimento, Șerban Georgescu regresó a Lungulețu y realizó una segunda parte del documental, que plantea más preguntas.
Cartografías, entrevistas con la gente local, descubrimientos sobre palabras antiguas y nuevas del vocabulario local, observación de las diversas influencias lingüísticas de las minorías turca, búlgara y ucraniana, así como la forma en que conviven con los neologismos modernos, y también obras artísticas: todo ello es el resultado de un proyecto multidisciplinario llevado a cabo en el pueblo de Luncaviţa, en la zona de Tulcea.