A partir de 1948, tras eliminar el último obstáculo que representaba el rey Miguel I, el régimen del partido comunista se dedicó a transformar Rumanía en un Estado socialista. Esto supuso también un cambio en el estudio de la historia, que se convirtió en una de las ciencias sociales y humanas más politizadas.
Después de que el partido comunista tomara el poder el 6 de marzo de 1945, con la ayuda directa de la Unión Soviética, el plan para cambiar radicalmente Rumanía también incluía la cultura. La nueva cultura socialista no era para nada libre, sino todo lo contrario, era violenta y represiva, y censuraba brutalmente el presente y, sobre todo, el pasado. Así, en las bibliotecas públicas rumanas se crearon fondos secretos en los que se reunieron libros, folletos y publicaciones prohibidas, la gran mayoría de los cuales habían aparecido antes de 1945-1948.
En los regímenes de los partidos comunistas en los países de Europa Central y Oriental, toda la prensa giraba en torno a la ideología.