El Castillo de la reina María en Balchik es conocido como el verdadero lugar del alma de la reina, que ella descubrió a principios de los años 20.
Cartografías, entrevistas con la gente local, descubrimientos sobre palabras antiguas y nuevas del vocabulario local, observación de las diversas influencias lingüísticas de las minorías turca, búlgara y ucraniana, así como la forma en que conviven con los neologismos modernos, y también obras artísticas: todo ello es el resultado de un proyecto multidisciplinario llevado a cabo en el pueblo de Luncaviţa, en la zona de Tulcea.