El aire de octubre huele a hojas secas, a tierra húmeda, y a mosto recién prensado. Las colinas se tiñen de dorado y rojo, como si el sol hubiese decidido dormirse en los viñedos. Estamos en otoño, y en Rumanía, eso solo puede significar una cosa: ha llegado la vendimia.
Según los datos preliminares publicados por la Organización Internacional de la Viña y del Vino, este año la producción de vino de Rumanía ha crecido un 9%, hasta 4,07 millones de hectolitros, frente a 3,75 millones de hectolitros en 2014.