Mariana Gordan, la historia de la nómada
Cuando huyó de Rumanía en 1979, con un pasaporte falso, Mariana Gordan corría el reisgo de ser condenada a 30 años de cárcel comunista por “haber hecho amistad con algunos ingleses imperialistas.
Corina Sabău, 31.03.2018, 17:22
Cuando huyó de Rumanía en 1979, con un pasaporte falso, Mariana Gordan corría el reisgo de ser condenada a 30 años de cárcel comunista por “haber hecho amistad con algunos ingleses imperialistas”. Cree todavía que si se hubiera quedado en Rumanía, no habría sobrevivido. Londres en cambio, ciudad en la que vive desde hace casi 40 años, le ha ofrecido las condiciones necesarias para crear tranquilamente y ha recompensado su arte.
Mariana Gordan ha expuesto su obra en algunas importantes galerías de Londres (Pitshanger Gallery, ACAVA Gallery) y ha realizado pinturas monumentales en tres estaciones centrales de metro de esta metrópoli: Oxford Circus, Tottenham Court Road y Finsbury Park Station. Tuvo también exposiciones personales en París, Venecia, Florencia, Aviñón, Ulm, Berlín, Tokio, Seattle y Washington. Se considera una retratista incluso debido a la falta de “estilo”, en el sentido académico. “Prefiero experimentar, intentando olvidar lo que he aprendido en la escuela de artes y empleando lo que he aprendido en los museos y en la vida diaria. Para mí el arte es personal, no es una manera de encuadrar en las corrientes, la moda o el estilo, ha afirmado Mariana Gordan. Poco tiempo antes de huir del país, Mariana no fue admitida en la Facultad de Artes. En el examen admitieron su talento, pero dijeron que no era suficiente.
“Mi madre se asustó de que podría destruir mi carrera. Porque intuía que era artista y que no iba a aceptar una alternativa, otro trabajo. Poco después del fracaso de la admisión, me encontró difícilmente trabajo en una localidad marítima, como recepcionista en un hotel del litoral del mar Negro. Allí hice algunos retratos a los turistas, sin pensar que aquellas personas los iban a enseñar. Cuando la historia llegó a las autoridades, la directora del hotel presentó su propia versión, afirmando que me pagaron por los retratos, porque sospechaba que me habían dado dinero y no lo compartí con ella. Después me despidieron y me detuvieron, aunque no se encontrara dinero conmigo. Los turistas ingleses a los que hice los retratos dijeron que me echaron sin ser culpable y firmaron una petición en la que mencionaron que no había hablado mal del Estado, que no había tomado dinero a cambio de los retratos y que me despidieron sin ser culpable. Además, aquellos ingleses eran activistas, así que recogieron firmas de otros turistas del litoral para apoyarme. Esto inflamó aún más la situación, así que me detuvieron por la mañana por haber organizado una huelga ilegal. Además, me acusaron de haber conspirado contra el Estado rumano. Y los ingleses consiguieron un pasaporte falso y me sacaron del país. Al llegar al Reino Unido, mi huida del país estuvo durante tres meses en la primera página de los periódicos y recibí muchas amenazas por parte de la Securitate (la polícía política del régimen comunista).”
Mariana Gordan contó su fascinante historia en el libro State Property My cold-war memoir” publicado en 2015 por la editorial Charmides de Bistriţa-Năsăud. Mariana ha dedicado muchas páginas del libro a las diferencias culturales entre la Rumanía comunista de los años 70 y el Reino Unido.
“El primer choque cultural fue la amabilidad de los ingleses. En la comisaría a la que fui para declarar el pasaporte falso y solicitar asilo político, una policía me trajo una taza de té y estuve convencida de que me pusieron drogas. No me lo podía creer que unos policías eran capaces de ser tan amables, que sonreían, que te podían tratar como a una persona. Había una gran diferencia frente a Rumanía, donde las autoridades y la policía comunista te trataban como si fueras una basura. Cuando vi que los policías de allí eran tan distintos, tuve miedo de que pudiera ser una trampa. No creía que había gente en uniforma que te tratara de manera tan humana. El segundo choque cultural fue poco después de llegar al Reino Unido. Mi primer contacto allí fue el escultor Paul Neagu. Al seguir su consejo fui a Durham University y me matriculé en la Universidad de Artes. Me pareció extraordinario, porque no había exámenes. Sólo tuve una entrevista y presenté una cartera con trabajos. Después de aquella conversación con la comisión, me recibieron con elogios. Y me asombré de lo civilizado que era aquel país, de la manera en que se organizaba la admisión. Pero las cosas cambiaron cuando empezaron las clases. Me sorprendió que la mayoría de mis compañeros y profesores eran de izquierda. Pero eran de izquierda según el modelo Troţki. Y esto pasaba en plena Guerra Fría. Unas personas que gozaban de libertad me decían a mí, aguien que venía de un país adoctrinado, que deseaban tener un gobierno mundial.”
En 1984, Mariana Gordan se inscribió en el concurso público “GLC Clement Attlee Portrait Competition”, competición que tenía por objetivo hacer una escultura de Clement Attlee, primer ministro británico inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. La escultura iba a estar colocada en el centro de Londres, delante de la biblioteca Limehouse. De las quinientas obras, el jurado liderado por Dame Elisabeth Frink eligió a Mariana Gordan. Pero los jurados reconsideraron la decisión cuando se enteraron de que la persona a la que habían votado era un joven de 25 años de un país del este. Así que Mariana sólo quedó la ganadora moral del concurso, y el dinero y el proyecto llegaron al siguiente participante.
Después de 1989, Mariana Gordan empezó a exponer también en el país. Sus pinturas y esculturas se pudieron ver también en Bucarest, Târgu Mureş, Cluj y Bistriţa. La más reciente exposición de Mariana Gordan, albergada en el mes de marzo por el Centro de Cultura Arquitectónica de la Unión de Arquitectos de Rumanía, se ha titulado Primăvară, primăvară, înăuntru şi afară!” (“¡Primavera, primavera, adentro y fuera!”). “Primavera adentro”, según ha afirmado Mariana Gordan, se refiere a la limpieza de primavera en la casa, es decir a los pisos nuevos, pintados de manera abstracta expresionista y barnizados lujosamente. “Primavera fuera” es una colección de paisajes pequeños (de aproximadamente 20×20 centímetros), pintura al óleo, que utiliza la técnica de esgrafiado, que supone aplicar varios estratos de color volviendo con mucha energía y dejando que se vea el color de fondo.
(Traducido por Monica Tarau)