Las sopas rumanas son una parte importante de la tradición culinaria y son conocidas por su sabor y diversidad. La ciorba rumana, adaptada a las necesidades de la población, es una comida líquida de sopa de verduras, hierbas y carne.
En 2015, el director Șerban Georgescu inició una incursión única en la realidad rural local, encarnada en un documental que tuvo mucho éxito: Repollo, patatas y otros demonios. La película narra los esfuerzos de los habitantes de un pueblo cercano a Bucarest, Lungulețu, para salir de un círculo vicioso del que nadie salía ganando. Diez años después del inicio de su experimento, Șerban Georgescu regresó a Lungulețu y realizó una segunda parte del documental, que plantea más preguntas.