El aire de octubre huele a hojas secas, a tierra húmeda, y a mosto recién prensado. Las colinas se tiñen de dorado y rojo, como si el sol hubiese decidido dormirse en los viñedos. Estamos en otoño, y en Rumanía, eso solo puede significar una cosa: ha llegado la vendimia.
En Rumanía, el cultivo de la vid tiene una larga tradición, históricamente atestiguada, y que sin duda contribuye a la posición actual del país entre los primeros con una importante producción de vino. Más recientemente, el enoturismo podría adquirir nuevas dimensiones gracias a una autopista de los viñedos.