La miscelánea: El Día Mundial de las Ciudades y el camino hacia ciudades inteligentes en Rumanía
El 31 de octubre, se celebra el Dia Mundial de las Ciudades, una ocasión para reflexionar sobre qué tipo de ciudades queremos y sobre cómo la innovación, la inclusión y la tecnología pueden transformar lo urbano en espacio humano, acogedor y sostenible.
Brigitta Pana, 27.10.2025, 14:15
Cada 31 de octubre, el mundo celebra el Día Mundial de las Ciudades, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas para cerrar el mes del Urban October, dedicado al urbanismo sostenible. Este año, el tema es “Ciudades inteligentes centradas en las personas”, un llamado a repensar cómo la tecnología, los datos y la inteligencia artificial pueden mejorar la vida cotidiana sin deshumanizarla.
Una ciudad verdaderamente inteligente no es la que acumula sensores o plataformas digitales, sino la que utiliza la tecnología como medio para resolver los problemas reales de sus habitantes: tráfico, contaminación, falta de vivienda, accesibilidad o gestión de los residuos. Las soluciones inteligentes deben ser inclusivas, equitativas y sostenibles, orientadas a crear entornos urbanos donde todos puedan vivir con dignidad. El Día Mundial de las Ciudades también sirve para poner en evidencia los retos que enfrentan las urbes actuales: garantizar vivienda asequible, ofrecer transporte público eficiente, reducir la contaminación del aire, ampliar los espacios verdes, mejorar la salud urbana y fomentar la participación ciudadana.
En Rumanía, muchas ciudades han vivido transformaciones importantes en los últimos años. Bucarest, Cluj-Napoca, Iași, Timișoara, Oradea o Constanza comparten desafíos comunes: crecimiento demográfico acelerado, precios elevados de la vivienda, congestión de tráfico, infraestructura envejecida y una presión creciente sobre los servicios públicos. Sin embargo, también están surgiendo iniciativas inspiradoras que demuestran que la innovación puede tener un rostro humano.
En Cluj-Napoca, por ejemplo, se han desarrollado sistemas de gestión del tráfico y transporte público más limpio, junto con una red cada vez mayor de ciclovías y zonas peatonales. La movilidad sostenible se ha convertido en una prioridad local. Timișoara ha apostado por la renovación de sus barrios históricos, combinando la recuperación del patrimonio con espacios culturales y comunitarios que revitalizan la vida urbana. Oradea, por su parte, se ha destacado por su urbanismo participativo y su apertura al diálogo entre autoridades, urbanistas, empresas y sociedad civil. Iniciativas como la conferencia Cities of Tomorrow crean puentes entre la innovación tecnológica y la planificación responsable. Estos proyectos, a menudo apoyados por fondos europeos, incluyen desde sistemas de alumbrado inteligente y sensores para medir la calidad del aire hasta plataformas digitales que facilitan la comunicación entre vecinos y administración. Son ejemplos de cómo la digitalización puede mejorar la gestión urbana cuando se combina con transparencia y visión de futuro.
Pero la tecnología no basta. Una ciudad inteligente también debe ser resiliente, capaz de responder ante crisis climáticas, sanitarias o energéticas. Esto implica planificar mejor el uso del suelo, gestionar el agua y la energía de forma sostenible, y proteger a las comunidades más vulnerables. Además, los beneficios del progreso deben distribuirse de manera equitativa, evitando que la modernización agrave las desigualdades existentes entre el centro y la periferia.
En última instancia, construir ciudades inteligentes significa construir ciudades más humanas: lugares donde la innovación esté al servicio del bienestar colectivo, donde los ciudadanos participen activamente en las decisiones que afectan su entorno, y donde la sostenibilidad no sea solo un objetivo técnico, sino una forma de convivencia.
Rumanía, con sus desafíos y su creatividad, está empezando a trazar ese camino. Cada proyecto, cada barrio rehabilitado o espacio verde recuperado demuestra que el futuro urbano puede ser tecnológico, sí, pero también cálido, accesible y profundamente humano.