35 años de las elecciones de diciembre de 1989
Tras la revolución de diciembre de 1989, los rumanos celebraron sus primeras elecciones libres el 20 de mayo de 1990. Las elecciones fueron ganadas abrumadoramente por el Frente de Salvación Nacional, sucesor del antiguo partido comunista, y por Ion Iliescu, candidato del Frente. Estos resultados legitimaron el programa de amplias reformas del Estado

Steliu Lambru, 19.05.2025, 16:15
Las elecciones parlamentarias y presidenciales del 20 de mayo de 1990 fueron las primeras elecciones libres después de la caída del régimen comunista en Rumanía el 22 de diciembre de 1989. Las elecciones las dominó el Frente de Salvación Nacional (FSN), constituido primero como organización y luego como el partido político que sucedió al Partido Comunista Rumano, encabezado por su candidato, Ion Iliescu.
Fueron los resultados más claros en la historia electoral de después de 1989, con grandes posibilidades de seguir siendo los más altos en toda la historia política de Rumanía. La participación en las mesas electorales fue enorme, aproximadamente el 86% de los votantes expresaron su voluntad.
En las elecciones para el primer Parlamento, el Frente de Salvación Nacional ganó el 67% de los escaños, la Unión Democrática Húngara de Rumanía obtuvo el 7,2%, el Partido Nacional Liberal el 7%, el Movimiento Ecológico de Rumanía y el Partido Nacional Campesino Cristiano-Demócrata obtuvieron un 2,5% cada uno. Ion Iliescu, el candidato del Frente, se convirtió en presidente de Rumanía durante dos años con el 85%, seguido por Radu Câmpeanu, el candidato liberal, que obtuvo el 10,5% e Ion Rațiu, el candidato del partido campesino, con el 4%.
Las elecciones de hace 35 años, celebradas en la festividad del Domingo de los Ciegos (el sexto domingo después de la Pascua), legitimaron al nuevo gobierno, que iniciaba su programa de reformas. Sin embargo, estas sucedieron a un ritmo lento, lejos de tener el ritmo esperado por los rumanos, y estuvieron lejos de finalizarse.
El gran desequilibrio entre el FSN y los partidos de oposición, los llamados partidos históricos, disueltos por el régimen comunista a finales de los años 1940, se explicaba por la falta de ejercicio político de la sociedad rumana en su conjunto durante 45 años. Los rumanos volvían a aprender la democracia, un proceso de reaprendizaje que no estaba exento de intolerancia, odio, manipulación y violencia física. Las elecciones del 20 de mayo de 1990 fueron las más difíciles, y muchos analistas políticos e historiadores las consideran, a pesar de su carácter de renovación social, como la raíz de los defectos actuales de la democracia rumana.
El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana ha registrado los recuerdos de quienes participaron en aquellas elecciones. El profesor de inglés Sorin Bottez, joven activista liberal en 1945 y preso político durante los años del comunismo, recordaba en el año 2003 cómo él y los que habían refundado el PNL en 1989 esperaban con impaciencia las elecciones del 20 de mayo.
«Nosotros habíamos esperado, en primer lugar, que Câmpeanu saliera presidente. Lo cual, evidentemente, era una gran ingenuidad imaginar que el Comité para la Seguridad del Estado (KGB) permitiría que Câmpeanu fuera presidente. Si no hubiera sido por el sistema de agentes de influencia, que operó de manera formidable en Rumanía y lanzó rumores sobre Câmpeanu de que había matado a su hermana en Timişoara, que tenía un burdel en París, los resultados habrían sido diferentes. Este tipo de actos arbitrarios, como el comportamiento de la televisión, y en menor medida de la radio, no se habían visto antes. Los jefes de la televisión fueron el camarada Răzvan Theodorescu, después fue Emanuel Valeriu, que fue la eminencia gris y una herramienta total de KGB».
En el mismo año 2003, Ion Diaconescu, el presidente del partido campesino, recordaba las violencias de la campaña electoral.
«Unos periodistas extranjeros, franceses, vinieron aquí, a mi sede, y querían que los llevara conmigo para ver la campaña en el medio rural. ¿A dónde los llevo yo? Sabía que nos querían dar una paliza adonde fuéramos. Y veo en el pasillo a un profesor, era de Dobreşti, un pueblo cercano al mío, el pueblo de Ion Mihalache, y había sido nombrado delegado para formar un partido en Dobreşti. Le pregunto si no podríamos hacer eso, llevar a los periodistas extranjeros allí. Y él nos dice que vayamos a Dobreşti. Hacemos un acto en memoria de Mihalache el domingo y con esta ocasión organizamos también una reunión política. Yo me voy de aquí de Bucarest, con los franceses y con un par de coches, hago una llamada a Piteşti y desde allí vienen otros miembros y algunos coches y nos dirigimos al cementerio, a Dobreşti. Allí, en el pueblo, habían venido unas 10 personas, nosotros éramos unos 20 en total. Tuvimos una misa, dimos algunos discursos entre nosotros, en una pequeña iglesia. Al salir de la iglesia, habíamos dejado los coches más abajo, a unos 100 metros, porque no se podía subir en coche, la iglesia estaba en lo alto de la colina. A la derecha estaba el jardín de Mihalache y más allá su casa. De la propiedad de Mihalache salieron unas cuatro mujeres y un hombre, con piedras, y empezaron a lanzarlas hacia nosotros y a abuchearnos. Nos protegimos de las piedras, los franceses quedaron boquiabiertos. Nos fuimos rápidamente, cogimos los coches para irnos. El profesor nos dijo que nos detuviéramos en su casa porque nos había preparado un almuerzo. Nos detuvimos y mientras estábamos allí, quienes nos habían lanzado piedras vinieron y empezaron a apedrear las ventanas mientras estábamos dentro. Frente a nosotros estaba la comisaría, desde allí dijeron que aquello era un asunto político y que no se involucraban. Y logramos escapar corriendo. Cuento esto en Bucarest, Coposu me dice que también en su pueblo, en Bobota, en Transilvania, le ocurrió algo similar. Ion Puiu me dijo que en su pueblo, en Bucovina, ocurrió lo mismo. A Ion Rațiu casi lo golpearon en Buzău».
Las elecciones del 20 de mayo de 1990 fueron fruto de su tiempo. No podían tener otro resultado que las propias expectativas de la sociedad rumana de entonces.
Versión en español: Mihaela Stoian