La miscelánea: El consumidor rumano frente a los productos ecológicos
En Rumanía, el mercado de productos ecológicos ha crecido notablemente en las últimas décadas, pero este desarrollo viene acompañado de un aumento de la desconfianza por parte de los consumidores.
Brigitta Pana, 15.09.2025, 14:30
Según el estudio “El consumidor ético en Rumanía 2025”, casi la mitad de los rumanos ya no confía en las etiquetas ecológicas, sospechando que muchas de ellas son simples estrategias de marketing y un ejemplo de greenwashing. El uso indiscriminado de términos como “natural” u “orgánico” ha alimentado este escepticismo, mientras que el 38% de los consumidores admite no saber realmente qué significa una certificación ecológica oficial.
Uno de los principales problemas es la falta de transparencia. Los consumidores demandan más que un logotipo atractivo: quieren pruebas claras, información detallada y normas bien explicadas. Cori Cimpoca, fundadora de MKOR Research & Consulting, advierte que las marcas que no ofrezcan esta claridad corren el riesgo de perder la confianza del público. Sin embargo, el interés por la sostenibilidad está creciendo. El 43% de los rumanos tiene en cuenta el impacto ambiental de sus compras, aunque este porcentaje aún es insuficiente para producir un cambio sustancial en el mercado.
El obstáculo más grande sigue siendo el precio. Más de la mitad de los rumanos afirma que no puede permitirse productos ecológicos de forma regular, lo que convierte la sostenibilidad en un lujo reservado a quienes cuentan con mayor poder adquisitivo. Aun así, existe una oportunidad: las empresas que apuesten por la transparencia y la educación del consumidor podrían ganarse la confianza de un público cada vez más consciente y exigente.
En este contexto, el símbolo ecológico de la Unión Europea —la hoja verde rodeada de estrellas amarillas— se mantiene como uno de los sellos más confiables, ya que garantiza un control riguroso desde la siembra hasta el envasado. De hecho, la agricultura ecológica en la UE es uno de los sistemas más controlados del mundo, a diferencia de lo que ocurre en otros países, donde los estándares pueden variar y generar confusión.
El interés de los consumidores rumanos también se refleja en el gasto: según el Instituto Nacional de Estadística, destinan entre 21 y 25 millones de euros al mes a productos ecológicos, lo que equivale a unos 250–300 millones de euros al año. Los productos más demandados son frutas, verduras y lácteos, pero crece también la compra de cosméticos y artículos de limpieza ecológicos. Esto muestra una diversificación progresiva del mercado, aunque la accesibilidad sigue siendo un problema.
Aunque el camino hacia una sostenibilidad accesible y transparente es todavía largo, la conciencia ecológica en Rumanía está en expansión. Los consumidores están cada vez más atentos al impacto de sus decisiones, pero reclaman precios más justos, información clara y garantías sólidas. Si las marcas responden a estas expectativas, la sostenibilidad podría dejar de ser un lujo y convertirse en una opción real para la mayoría de la población.
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