La miscelánea: La exposición más espectacular dedicada a la blusa tradicional rumana (ia) en el Museo Nacional de Arte de Rumanía
La exposición «Rumanía. La representación de la identidad a través del traje popular en el arte», está abierta al público en la Galería Nacional del Museo Nacional de Arte de Rumanía, desde el 21 de noviembre de 2025 hasta el 8 de febrero de 2026.
Brigitta Pana, 08.12.2025, 17:00
Comisariada por Erwin Kessler, junto con Judit Balint, Mălina Conțu, Alina Petrescu, Emanuela Cernea y Costina Anghel, la exposición incluye obras importantes de las colecciones de museos de Francia, Moldavia, Ucrania, Bulgaria y Rumanía, de colecciones privadas y de artistas contemporáneos.
«Rumanía. La representación de la identidad a través del traje popular en el arte» es una exposición, no una toma de posición a favor de ideologías asociadas a la blusa. La selección revela cómo se ha articulado a lo largo de los siglos un lenguaje formal, simbólico, decorativo y, al mismo tiempo, ideológico, en el que la ia y el traje popular han desempeñado un papel fundamental de agregación, promoción política y, en ocasiones, imposición visual de la identidad rumana, explican los organizadores.
La exposición reúne más de 320 piezas, siendo la más amplia sobre este tema jamás presentada en un museo. Entre ellas se encuentran obras de Henri Matisse, incluida la famosa pintura «La Blouse Roumaine», obra maestra de la modernidad universal, que forma parte de la colección permanente del Centro Pompidou de París, obra que sale de Francia por primera vez y que se presta de forma excepcional para la exposición del MNAR. «La famosa obra funcionará en la exposición como un espejo invertido que refleja el esfuerzo constante de promoción y propaganda nacional rumana a través de la ie, esfuerzo que Matisse trasladó a un plano puramente estético, con un impacto decisivo en el desarrollo del arte de posguerra y en la aparición de las estrategias artísticas del Pop Art», indica la presentación.
El traje popular rumano es un conjunto de prendas que ha evolucionado durante siglos. La pieza central es la ie, una blusa blanca de lino o algodón, de estructura sencilla pero rica en simbolismo. Sus bordados —geométricos, vegetales o abstractos— expresan significados precisos: las espigas invocan abundancia, los rombos fertilidad, los zigzags el fluir de la vida, las estrellas protección y las cruces la unión entre lo terrenal y lo espiritual. Las mujeres la bordaban de memoria, transmitiendo técnicas de generación en generación. Bordar era un acto comunitario y un modo de tejer identidad. Con el tiempo, especialmente entre los siglos XIX y XX, la ie y el traje popular se convirtieron en símbolos nacionales, admirados por intelectuales y artistas. Así, una prenda nacida en los pueblos llegó a museos y a los lienzos de creadores internacionales.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta exposición es cómo los artistas han capturado la esencia del traje popular en sus obras. Pinturas, dibujos y grabados muestran no solo la vestimenta, sino también los gestos, las posturas y los contextos en los que estos trajes eran usados. La exposición no se limita a la representación literal del traje. Muchos artistas contemporáneos participan en esta conversación con la tradición desde la reinterpretación. Algunas piezas incorporan elementos del traje popular en formas abstractas o modernas, jugando con texturas, colores y patrones, y explorando la relación entre identidad y memoria cultural. Esto nos recuerda que el traje popular no es un objeto estático; sigue vivo, sigue inspirando y transformándose a través del tiempo.
Un recorrido por la exposición también nos permite reflexionar sobre la relación entre arte y antropología. Los trajes populares han sido documentados por etnógrafos, historiadores y artistas, quienes han trabajado por preservar un patrimonio que, de otro modo, podría perderse ante la modernización y la homogeneización cultural. La exposición muestra cómo, a través del arte, podemos reconstruir una historia social compleja: la economía rural, los roles de género, las festividades, los rituales de paso y los ciclos de la vida comunitaria. Cada vestido, cada chaleco bordado, cada cinturón tejido, se convierte en un documento que habla de cómo las personas se reconocen a sí mismas y se reconocen entre sí. Un aspecto particularmente interesante es cómo los colores y los motivos del traje popular se convierten en símbolos de identidad regional. Cada combinación cromática, cada diseño, funciona como un lenguaje visual que permite identificar no solo la región, sino también la historia de quien lo lleva. En otras palabras, el traje popular es una forma de alfabetización visual de la identidad.
Otro elemento destacado de la exposición es la sección dedicada al papel del traje popular en la pintura moderna y contemporánea rumana. Pintores como Nicolae Grigorescu y Theodor Aman reinterpretaron la vestimenta tradicional no solo como un asunto de moda, sino como un vehículo de expresión artística. Sus cuadros no solo documentan la ropa, sino que celebran la dignidad de las personas que la llevan, su conexión con la tierra y la naturaleza, y su fuerza cultural frente a los cambios históricos.
El Museo Nacional de Arte de Rumanía ha complementado la exposición con materiales educativos, como descripciones detalladas de los trajes, entrevistas con artesanos y expertos, y comparaciones entre distintas regiones y épocas. Esto permite al visitante no solo admirar, sino también aprender y reflexionar. La experiencia se convierte en un viaje de descubrimiento, un encuentro con la memoria viva de un país y con la riqueza de su diversidad cultural. La exposición consigue, así, un efecto muy humano: conecta lo visual con lo emocional, lo estético con lo cultural, lo individual con lo colectivo.
Durante la exposición se organizarán simposios, debates y presentaciones, conciertos y proyecciones de películas relacionadas con el tema del traje tradicional y el vestuario popular. La exposición incluye un espacio lounge en el que los visitantes tienen la oportunidad de bordar, dibujar, hacerse fotos o participar en talleres de fin de semana.
Finalmente, la exposición invita a una reflexión más profunda sobre el significado de preservar el patrimonio cultural. En un mundo globalizado, donde muchas tradiciones corren el riesgo de desaparecer, el traje popular se convierte en un símbolo de resistencia, de memoria y de creatividad.