Estamos en un período de purificación espiritual, pero también de ayuno, en el que los creyentes se abstienen de consumir carne, huevos y productos lácteos, sustituyéndolos por verduras, frutas, cereales y aceite vegetal. Según la tradición popular, esta festividad se considera una frontera entre dos mundos: el de las fiestas y la comida abundante, y el de la moderación, la oración y la purificación del alma. Muchos creyentes acuden a la iglesia ese día para recibir una bendición antes de comenzar el ayuno.
El equinoccio es uno de los momentos más importantes del año, estando marcado por varias costumbres y tradiciones desde la antigüedad.
En la Miscelánea de hoy nos adentramos en una de las tradiciones más queridas y significativas de Rumanía: el Mărțișor, esa pequeña joya que simboliza la llegada de la primavera. Pero hoy vamos a explorar algo aún más fascinante: la conexión entre el Mărțișor y los rituales de protección que forman parte integral de la cultura popular rumana.
En la cultura rumana, el ayuno de Navidad es un acto de preparación espiritual que no solo tiene un profundo significado religioso, sino que también forma parte de una serie de costumbres y rituales que marcan el comienzo de las celebraciones navideñas. Hoy exploraremos por qué ayunar es tan importante en Rumanía durante este período, qué implica, y cómo se vive esta tradición en las familias rumanas.