Dennis Deletant y la historia de Rumanía vista desde el Reino Unido
El historiador británico Dennis Deletant es uno de los historiadores extranjeros más prolíficos que ha escrito sobre Rumanía. En sus escritos, la Rumanía contemporánea ocupa un lugar central. Llegado a la madurez creativa, Dennis Deletant tiene la autoridad profesional para contar a los rumanos la historia que ha gobernado a las generaciones pasadas
Steliu Lambru, 08.12.2025, 14:19
Entre los historiadores extranjeros que han estudiado la historia de Rumanía, el nombre del británico Dennis Deletant destaca por la variedad de sus textos y el rigor con que están elaborados. Él y el estadounidense Keith Hitchins (1931-2020) han dedicado una parte importante de sus estudios e investigaciones a la historia rumana y pueden considerarse los especialistas extranjeros más relevantes de la segunda mitad del siglo XX que han escrito sobre Rumanía. El nombre de Dennis Deletant figura en todas las bibliografías importantes sobre la historia rumana del siglo XX.
Nacido en 1946 en Norfolk, Inglaterra, Deletant se formó como historiador en la University of London y llegó a ser profesor en el University College London, en la School of Slavonic and East European Studies. Su obra incluye libros sobre la historia política de Rumanía en el siglo XX, la historia del comunismo rumano, la historia de los servicios de inteligencia comunistas en la etapa posterior al comunismo y la actividad clandestina de los británicos en Rumanía durante la Segunda Guerra Mundial. A causa de sus actividades prodemocráticas, el régimen encabezado por Nicolae Ceaușescu lo declaró persona non-grata antes de 1989. Está condecorado con la Order of the British Empire por el Estado británico y con la Orden al Mérito Cultural por el Estado rumano. Es, además, doctor honoris causa de varias universidades.
El volumen más reciente de Dennis Deletant está dedicado a la Rumanía comunista, una síntesis de lo que supuso el régimen político, económico y cultural entre 1945 y 1989. En la presentación del libro, el historiador británico se refirió a uno de los grandes temas de la historia política de la Rumanía contemporánea sobre el que han escrito tanto él como otros investigadores: la crisis de identidad del PCR en el periodo de entreguerras.
«¿Qué ocurrió inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial en el seno del Partido Socialista? La mayoría de sus miembros no eran rumanos. Los documentos de que disponemos procedentes de los propios rusos, es decir, documentos soviéticos, muestran que el Partido Socialista de Rumanía, en los primeros años de la década de 1920, estuvo dominado por una mayoría de miembros pertenecientes a las minorías étnicas de Rumanía. Al Komintern le costó mucho encontrar un primer secretario rumano para el Partido Comunista de Rumanía. Hubo uno, Gheorghe Cristescu, que acabó en las cárceles comunistas después de 1944; fue el único primer secretario rumano en las filas del Partido Comunista Rumano en el periodo de entreguerras. Todos los demás primeros secretarios fueron elegidos entre miembros de las minorías étnicas de Rumanía, y no es difícil entender por qué esos dirigentes orientaron el partido hacia Moscú».
El PCR llevó a cabo una política contraria al Estado rumano, lo que hizo que este lo declarara grupo terrorista en 1924 y declarara ilegal su actividad. La medida se consideró justa, según Dennis Deletant.
«Aquel PCR adoptó entonces una línea antirrumana en el sentido de que quería que provincias como Besarabia pasaran a formar parte de la Unión Soviética. Es evidente que esas políticas provocaron el rechazo y el enfado de la mayoría de los rumanos. En el periodo de entreguerras, el PCR no tenía ninguna posibilidad de llegar al poder con unas posiciones de ese tipo, inspiradas por Stalin».
Dennis Deletant ha recurrido en sus trabajos también al método de las entrevistas cara a cara con los protagonistas de la historia. Así fue como se reunió con Gheorghe Apostol, el rival de Nicolae Ceaușescu por el sillón de líder en 1965, tras la muerte de Gheorghe Gheorghiu-Dej.
«El señor Apostol, que me recibió en su casa después de la Revolución, por supuesto, me contó todo tipo de cosas absolutamente fascinantes. Era evidente que entonces estaba muy enfadado con Ceaușescu. Es cierto que ambos competían por el puesto de dirigente del partido comunista tras la muerte de Dej. El hecho de que Apostol perdiera, por así decirlo, aquel concurso se le quedó grabado. Me di cuenta de que no podía soportar a aquel descarado de Ceaușescu».
La seriedad de los textos de Dennis Deletant le ha dado prestigio incluso a ojos de quienes formaban parte del antiguo aparato represivo.
«Yo estaba realizando la investigación en el CNSAS (el Consejo Nacional para el Estudio de los Archivos de la Securitate) para mi volumen sobre Antonescu y sobre el 23 de agosto de 1944. Y, mientras investigaba allí, se me acercó un señor al que conocía, sabía que era del SRI, que me puso en la mano unas hojitas en las que estaba escrito el artículo-carta de Apostol. Aún hoy recibo, sin pedirlo, documentos sobre la época del comunismo directamente de antiguos miembros de la Securitate que tienen alguna espina clavada y quieren darme ciertos detalles. Yo los recibo con mucho gusto, por supuesto. Pero eso me recuerda lo que me dijo el señor Virgil Măgureanu (el primer jefe del Servicio Rumano de Información en el período postcomunista, n. del r.) en el verano de 1993, en un episodio que he contado en mis Memorias. Entonces obtuve acceso al archivo de la Securitate y encontré allí documentos que, al parecer, ya no existen en el archivo del CNSAS de hoy. Cuando el señor Măgureanu aprobó que yo tuviera acceso, le pregunté por qué precisamente a mí, siendo extranjero, me permitía entrar. Su respuesta fue que confiaba en mí y que no confiaba en otros. Esa fue mi suerte: al venir de fuera, la gente confía en mí y me considera una persona muy equilibrada».
Dennis Deletant ha contribuido a ampliar el conocimiento de la historia contemporánea de Rumanía y ha ayudado a formar nuevas generaciones de historiadores rumanos después de 1989. Y los historiadores eméritos pueden ser reconocidos hoy como referentes profesionales y modelos cívicos.
Versión en español: Valeriu Radulian