Escalada, de la terapia al rendimiento deportivo
Fundada y dirigida por Claudiu Miu, excampeón de escalada de los Balcanes, Climb Again (Bucarest) es una asociación de clubes deportivos que, desde 2014, organiza sesiones gratuitas de terapia de escalada para niños y jóvenes con diversas discapacidades.
Roxana Vasile, 09.08.2023, 15:22
Fundada y dirigida por Claudiu Miu, excampeón de escalada de los Balcanes, Climb Again en Bucarest es una asociación de clubes deportivos que, desde 2014, organiza sesiones gratuitas de terapia de escalada para niños y jóvenes con diversas discapacidades: de visión, de audición, con trastornos del espectro autista o trastornos neuromotores. En Climb Again, la acción cívica es apoyada por la gente común de a pie. Más concretamente, el pago de cursos y suscripciones de personas que pueden valerse por sí mismas es, de hecho, gratuito para niños y jóvenes con diversas deficiencias.
Răzvan Nedu, instructor de Climb Again, nos habló de los efectos terapéuticos de la escalada:
“Es un deporte que te obliga a vivir en el presente, a estar ahí, a entender exactamente lo que le está pasando a tu cuerpo, te obliga a darte cuenta de ciertos miedos limitantes, que tienes o que te pones tú solo, y no te das cuenta de que los tienes o de que esto se puede hacer fácilmente si no tienes miedo. Te hace confiar en la gente y aprender a comunicarte con ellos, porque la escalada es un deporte en el que uno sube, mientras que otro lo observa, lo mantiene seguro y, por eso, es un deporte de equipo. Y para aquellos con discapacidades, como también para los que no tienen, la escalada es un deporte donde la ruta es estándar, pero las habilidades de la persona son diferentes. Eres más alto, eres más fuerte, eres más flexible, ves, no ves, tienes una parálisis, no tienes un brazo, no tienes una pierna… aprendes a hacerlo a tu manera, aprendes a adaptarte a lo que tu cuerpo puede hacer para atravesar esa ruta. ¡Esto pasa en la vida también! Tienes que aprender a desenvolverte tú mismo”, contó Răzvan Nedu.
Contrariamente a la creencia popular, la escalada no es un deporte extremo. Implica subir una pared de roca o un panel artificial con tu propia fuerza para llegar a la cima o terminar una ruta predefinida sin caer. Mientras el escalador y su compañero, quien lo mantiene seguro, sigan todas las medidas de seguridad, el riesgo es cero. Pero no solo eso. Para las personas con discapacidades, los beneficios físicos o mentales de la escalada pueden ser enormes.
Una vez más, Răzvan Nedu explica:
«La atención no se centra en lo que no se puede hacer. ¡Si no puedes ver los agarres, alguien te dirá dónde están! Si no puedes levantar la pierna tan alto, trabajaremos en la movilidad, o encontraremos otra manera de colocar las manos, ¡para que nos sea más fácil! Se trata mucho de encontrar soluciones. Las personas con discapacidad ven estos problemas y no buscan soluciones. Se detienen en el hecho de que hay demasiadas barreras, demasiados puntos negativos. En la escalada tienes muchos problemas, tienes muchas rutas para recorrer, para resolverlas, pero te obligan a encontrar soluciones. Y esto también se traduce en la vida cotidiana. Si comienzas a encontrar soluciones en una ruta de escalada, no hay forma de que se quede solo en una o dos horas a la semana, mientras estás en la sala de escalada. ¡No puedes simplemente encontrar soluciones allí y en el resto de tu vida dejar de encontrar soluciones para ti mismo!», dijo Răzvan Nedu.
En la escalada, los niños o jóvenes con discapacidad empiezan a confiar en su propia fuerza y escapan del globo de cristal en el que a menudo se encuentran, por temor a no poder adaptarse a un entorno natural o social a veces hostil. Del mismo modo, al escalar junto a niños normales, entienden que no son para nada menos de lo que ellos son.
¡Răzvan es un ejemplo vivo de que las cosas son así!
«Hace casi siete años, la gente de Climb Again estaba de gira con un panel móvil por las escuelas de invidentes del país y llegaron a la escuela secundaria donde yo estaba estudiando. En ese momento, yo quería comenzar a hacer ejercicio y a moverme más, había comenzado durante unos dos meses y la escalada me gustaba, me atraía más que la idea de fitness, de ir al gimnasio. De alguna manera pensaba en empezar, pero la escalada me pareció mucho más dura y no lo hice. Y cuando estuve por primera vez en la pared, me empoderé totalmente. Las habilidades no puedo decir que estaban fuera de lo común, ni destaqué por esto. Claudiu, el fundador de Climb Again y el entrenador del grupo, dijo «vamos, vamos a las competiciones, para que veas cómo son». ¡Y me fui! No tuve muchos resultados al principio, pero pensé que me gustaría crecer«, contó Răzvan Nedu.
¡Y ha crecido!
Răzvan Nedu —seguro que lo habéis entendido— es invidente. Los médicos dicen que ve alrededor del 1 %. Durante el día, todo se reduce al arte abstracto, como él dice, es decir, distingue las luces y las sombras, y solo a través de la lógica se da cuenta de lo que tiene a su alrededor. Por la noche, todo se vuelve negro con puntos blancos. Le encanta ir a escuelas de invidentes, para enseñar a personas como él a usar un bastón guía. Pero, desde que descubrió la escalada, no puede imaginar la vida sin ella. La escalada se ha convertido en su forma de vida. Es instructor de deportes en Climb Again, tanto para discapacitados como para personas típicas. Es miembro del grupo nacional de paraescalada. Es medallista múltiple en copas del mundo y campeonatos mundiales para personas con discapacidad. También ha escalado el Mont Blanc, el Elbrus, el Aconcagua y el Matterhorn.
«Las limitaciones están más en nuestra cabeza que en lo físico. Creemos que no podemos hacer ciertas cosas y luego realmente no las hacemos. Cuando empezamos a dejar de pensar en ello y solo buscamos soluciones, entonces empezamos a hacer cosas.»— dice Răzvan Nedu, que también tiene un mensaje para todos aquellos a quienes su ejemplo podría inspirar: «La naturaleza es maravillosa y el mundo en general. Sería bueno descubrirlo, querer descubrirlo, no tener miedo, hacerlo con la cabeza, pero no tirarnos de cabeza… No sé nadar y me tiro a un río… vamos a nadar, aprender, tomárnoslo con calma, descubrir y disfrutar de cada sensación, porque es especial, es única. Y cuando me lo tomo con calma y entiendo que va a durar, entonces puedo tomarme el tiempo y hacerlo en pequeños pasos e ir más allá de lo que inicialmente pensé. Solo se necesita constancia”, concluyó Răzvan Nedu.