Quién visita los museos
En Rumanía, el 62 % de los habitantes nunca ha entrado en un museo y solo el 33 % entra una o varias veces al año, según el Barómetro de Consumo Cultural de 2019.
Christine Leșcu, 26.07.2023, 10:08
En Rumanía, el 62 % de los habitantes nunca ha entrado en un museo y solo el 33 % entra una o varias veces al año, según el Barómetro de Consumo Cultural de 2019. Desde entonces, un año antes del inicio de la pandemia de la COVID-19, no se han vuelto a realizar encuestas de este tipo sobre la asistencia a los museos, pero tampoco se prevé que haya habido un cambio radical. Sin embargo, los expertos creen que, aunque son preocupantes, estos datos no deben asustarnos. ¿Por qué?
El sociólogo Dan Petre nos lo explica:
“Entrar en pánico, bajo ninguna circunstancia debemos entrar en pánico. ¿Qué tomaría yo constructivamente de esto, de esta situación? Presionar a los museos para que sean más atractivos e interesantes. Es decir, yo tendría un enfoque algo más capitalista, si se me permite decirlo así, en el siguiente sentido: los consumidores no tienen la obligación de visitar ciertos museos, no tienen la obligación de tener una cultura general, sino que los museos tienen el deber de hacer sus experiencias mucho más atractivas, para conseguir entrar en la agenda del tiempo libre de las personas, de los consumidores. Eso me parece que es lo principal que tenemos que tener en cuenta: abandonar esa mentalidad según la cual la gente tiene el deber de culturizarse y proponerlo al revés.
Al revés significa, en este caso, también un giro en la actitud de los museos: de esperar pasivamente a los visitantes, a la iniciativa de atraerlos a través de ofertas hasta ahora insólitas. Y para eso es necesario descubrir quiénes son estos visitantes, cuáles son sus expectativas y qué pueden hacer los museos para hacerse más interesantes. Todos estos temas fueron abordados en un trabajo reciente titulado Explorador en el museo, editado bajo los auspicios del Museo del Municipio de Bucarest, con la participación de varios expertos y bajo la coordinación de Alexandra Zbuchea, decana de la Facultad de Administración de la SNSPA (Escuela Nacional de Estudios Políticos y Administrativos), quien ahora nos cuenta por qué se necesitó esta investigación:
“Es necesario comprender a los visitantes para que los museos consigan ofrecer a cada uno algo que desee, ayudarlos a desarrollarse personalmente, pero al mismo tiempo también a pasar un tiempo muy agradable en el museo. En otras palabras, el desarrollo no solo debe ser a nivel cultural, intelectual, sino también para que se sientan bien. De lo contrario, permaneceremos en esta situación que percibimos ahora, donde el interés por el museo es completamente marginal y de alguna manera limitado a un grupo de personas bastante bien definido. Las estadísticas son bastante preocupantes. Solo llamaría la atención sobre el hecho de que ese 62 % aparece en el último barómetro, el anterior a la pandemia. Pero a veces las encuestas incluso han mostrado una cifra más alta de hasta el 70-80 %. Esta cifra no significa que siete de cada 10 rumanos nunca hayan estado en un museo, sino que muestra que en el último año, siete de cada diez rumanos no han estado en un museo. En otras palabras, el interés es muy bajo, la gente va muy poco, pero de alguna manera aun así sí que se cruza el umbral del museo.
Pero, ¿quién y por qué cruza todavía el umbral de los museos?
Alexandra Zbuchea:
“En cuanto al perfil de los visitantes del museo, las cosas son más claras y sencillas. Notamos, quizás sorprendentemente para muchos, que, en general, el visitante del museo es joven. A los museos acuden jóvenes, alumnos de secundaria, estudiantes, los que están empezando una carrera, en general, personas con estudios superiores que viven en el medio urbano. Las otras categorías de público no van a los museos. Probablemente, una de las razones sea la falta de oportunidades, porque lamentablemente hay muchas localidades, incluso ciudades más pequeñas, que no tienen museos o si los tienen, no son muy atractivos. ¿Qué más sabemos sobre los visitantes de los museos? Que les interesa, al menos en Rumanía, el patrimonio, pero, al mismo tiempo, no están satisfechos con la experiencia que tienen. Les gustaría que la visita al museo fuera más interesante, tener una experiencia interactiva más agradable, algo que ofrecen algunos museos, pero no todos los museos.
Sin embargo, la perspectiva del sociólogo matiza esta opinión, y el matiz introduce optimismo en la valoración de los visitantes del museo. Por ejemplo, el sociólogo Dan Petre cree que crear un perfil modal del usuario medio de un museo es algo obligado porque hay segmentos de consumidores. La gente viene por muchas razones y para tener muchos tipos de experiencias, y entonces los museos compiten con cualquier otro proveedor de experiencias, como los centros comerciales, dice Dan Petre sin reparo:
“Por ejemplo, durante la semana de la Escuela Diferente, el número de niños que van a los museos aumenta espectacularmente o durante la Noche de los Museos. El acceso es gratuito, pero esta no es la razón principal, pues a partir de estudios encontramos que el precio no es una barrera, sino que es la experiencia lo que los motiva. Por ejemplo, en la Noche de los Museos, cuando se permite el acceso, no importa tanto que sea gratuito, sino que se pone a disposición una experiencia o una serie de experiencias. Hay gente que pasa toda la noche de museo en museo. Voy a hacer una comparación que seguramente me colocará en una categoría poco frecuentada: van de museo en museo como la gente que, cuando sale un sábado por la noche por la ciudad, va de un club a otro o de un bar a otro. También esa noche hay gente yendo de un museo a otro para tener una experiencia comparativa que también es una experiencia cultural. Entonces, desde mi punto de vista, la principal lección es: crear una experiencia lo más interesante posible, lo más poderosa posible y que dé la mayor satisfacción posible. Aquí es donde trabajaría principalmente.
Por tanto, entre las conclusiones del volumen Explorador en el museo se encuentran un mejor conocimiento de los deseos de los visitantes, una mayor atención al marketing y, sobre todo, una inversión en interactividad para sacar a los visitantes del estado de observadores pasivos de las exposiciones y que participen activamente en la experiencia del museo.