La miscelánea: Los símbolos de la Pascua en Rumanía
Hoy en nuestro programa "La miscelánea" hablaremos sobre los símbolos de la Pascua en Rumanía, una festividad profunda que está llena de tradiciones y significados religiosos que nos conectan con nuestras raíces culturales y espirituales. Juntos descubriremos los significados de las costumbres y símbolos que marcan la Pascua rumana y que se mantienen vivos en nuestras comunidades.
Brigitta Pana, 21.04.2025, 15:00
Este año, 2025, las Pascuas católica y ortodoxa coinciden, algo que no ocurre siempre debido a las diferencias en los calendarios litúrgicos. Esta coincidencia nos da una oportunidad única de reflexionar sobre cómo, a pesar de las diferencias en las tradiciones y costumbres, tanto los católicos como los ortodoxos comparten el mismo mensaje de esperanza, renacimiento y redención a través de la Resurrección de Cristo. Así que, este año, más que nunca, podemos ver cómo los símbolos de la Pascua, como el huevo rojo, el cordero o la luz, trascienden las divisiones y unen a los cristianos en una celebración común de la vida.
El primer símbolo del que hablaremos es el huevo rojo, que es un símbolo central de la Pascua en Rumanía. Pintar los huevos para la Pascua es una tradición muy antigua, y el huevo rojo es el más representativo de todos. ¿Por qué rojo? Este color simboliza la sangre de Cristo, quien se sacrificó por la salvación del mundo. En la tradición rumana, los huevos rojos se pintan en la noche de la Resurrección y se ofrecen a los seres queridos como un signo de bienestar y prosperidad. El huevo no solo es un símbolo de la vida, sino también de la resurrección. En esta época, el huevo representa el renacer de la vida, un tema central de la Pascua. En muchas partes de Rumanía, existe la costumbre de chocar los huevos entre sí, y quien logra mantener su huevo entero es considerado afortunado para el año venidero. Esta es solo una de las muchas costumbres relacionadas con los huevos rojos que se encuentran en diferentes regiones del país.
Otro símbolo importante de la Pascua en Rumanía es la luz, y las velas encendidas en Pascua son un elemento esencial de esta festividad. En la noche de la Resurrección, el sacerdote enciende la Luz Santa del Santo Sepulcro y la reparte entre los creyentes, quienes la llevan a sus casas, como un regalo sagrado. Las velas simbolizan la luz divina que llegó al mundo con la Resurrección de Cristo. Esta luz tiene un significado profundo en la cultura rumana, simbolizando el triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre la oscuridad. En muchas aldeas de Rumanía, la gente va a la iglesia en la noche de la Resurrección con velas encendidas, y estas velas se guardan en las casas como un símbolo de protección divina. Es una costumbre que expresa esperanza y fe en el poder de la luz divina.
El cordero es otro símbolo importante de la Pascua en Rumanía. Representa el sacrificio de Cristo, el ‘Cordero de Dios’, quien se sacrificó para redimir los pecados de la humanidad. El cordero, como símbolo de pureza e inocencia, recuerda el sacrificio supremo de Jesús en la cruz. Por eso, en Rumanía, el cordero ocupa un lugar destacado en las mesas de Pascua, tanto en el ámbito rural como en las ciudades, donde se prepara de diversas maneras, siguiendo tradiciones muy arraigadas. En la cocina rumana, el cordero es el protagonista en las celebraciones de Pascua. Existen múltiples formas de prepararlo, cada una con sus particularidades regionales. Uno de los platos más populares es el cordero al horno, o ‘miel la cuptor’, que se prepara en muchas casas rumanas. El cordero se marina con hierbas aromáticas, como el tomillo, el ajo y el romero, y se hornea lentamente hasta que queda tierno y jugoso. Este plato se sirve normalmente acompañado de patatas al romero o de verduras asadas, creando una combinación deliciosa y llena de sabor. La carne tierna y suculenta del cordero se considera una verdadera delicia en estas celebraciones. Otro plato muy común es el ‘tocană de miel’, un estofado tradicional hecho con carne de cordero, cebolla, tomate, ajo y varias especias que le dan un sabor profundo. Este guiso es perfecto para los días fríos de la primavera, ya que el cordero, cocido lentamente en su propio jugo, se vuelve extremadamente tierno y sabroso. En algunas regiones, este estofado se sirve con polenta, que complementa perfectamente el plato, absorbiendo los sabores del guiso. No podemos olvidar una de las sopas más tradicionales de la cocina rumana: la ‘ciorbă de miel’. Esta sopa de cordero es un plato que no puede faltar en muchas mesas rumanas durante la Pascua. Se prepara con carne de cordero, verduras como zanahorias y apio, y se sazona con vinagre y hierbas frescas como el estragón. Su sabor ácido y fresco es ideal para equilibrar la grasa de la carne, y se sirve típicamente como primer plato en las comidas festivas. Es un plato reconfortante y lleno de tradición, que refleja el espíritu de la Pascua en Rumanía. En Rumanía, el cordero no es solo un plato delicioso, sino que también tiene un significado profundo en la cultura y la tradición. La preparación del cordero para la Pascua está asociada con la unidad familiar y comunitaria. Las familias se reúnen alrededor de la mesa para compartir estos platos, celebrar la resurrección de Cristo y fortalecer los lazos familiares. Además, muchas familias rurales en Rumanía crían su propio cordero, lo que convierte a la Pascua en un momento de celebración de la abundancia y la prosperidad. El cordero es mucho más que solo un ingrediente en la comida de Pascua en Rumanía. Es un símbolo de pureza, sacrificio y renovación. Los platos elaborados con cordero, como el cordero al horno, el estofado o la sopa, son el corazón de las celebraciones de Pascua en las familias rumanas, llenando las mesas con sabor y tradición. Ya sea en la cocina de una familia rumana o en las mesas de las iglesias durante las festividades, el cordero siempre estará presente como un símbolo de la resurrección y de la vida nueva.
La cruz es, sin duda, el símbolo religioso más fuerte de la Pascua y de toda la religión cristiana. En Rumanía, la cruz está presente en todas las iglesias, en todas las mesas de Pascua y en todos los huevos rojos pintados. Simboliza el sacrificio de Cristo, quien murió en la cruz por la salvación de la humanidad, pero también la victoria sobre la muerte. En algunas regiones, la costumbre es que, en la noche de la Resurrección, las personas lleven velas encendidas y hagan la señal de la cruz, simbolizando así su unión con lo divino y con las enseñanzas religiosas.
Un símbolo a menudo pasado por alto, pero muy importante en las tradiciones rumanas, es la hierba verde, que simboliza el renacimiento de la naturaleza y la resurrección. En muchas zonas de Rumanía, la gente lleva ramitas de sauce o hierba verde a la iglesia y las pone sobre las tumbas de los difuntos, como signo de resurrección y de un nuevo ciclo de vida. En este contexto, la Pascua no solo marca la resurrección de Cristo, sino también el renacimiento de la naturaleza, simbolizando un nuevo comienzo para el mundo entero.
La Pascua en Rumanía no es solo una celebración religiosa, sino también un reflejo de los valores fundamentales de nuestra cultura. Es un momento en el que nos reunimos con nuestras familias, compartimos nuestras tradiciones y nos conectamos con nuestras raíces más profundas. Los símbolos de la Pascua, como el huevo rojo, el cordero, las velas encendidas o la cruz, nos hablan de vida, sacrificio, renacimiento y esperanza. Estos son valores que trascienden el tiempo y el espacio, ya que, a pesar de las diferencias geográficas, culturales o religiosas, todos los cristianos compartimos este mensaje común de redención a través de la resurrección de Cristo.
Este año, en 2025, el hecho de que la Pascua católica y ortodoxa coincidan es un recordatorio poderoso de la unidad que tenemos, incluso en medio de la diversidad. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de la reconciliación y el entendimiento mutuo, a encontrar lo que nos une en lugar de lo que nos divide. La Pascua es un tiempo para abrazar la luz, para celebrar la vida que renace, no solo en la naturaleza, sino también en nuestro espíritu, en nuestra comunidad y en nuestras relaciones con los demás. Y aunque las costumbres y los platos pueden variar de una región a otra, como los exquisitos platos a base de cordero que nos acompañan, el verdadero sabor de la Pascua está en lo que compartimos: la esperanza, el amor y la fe en la resurrección. Este es el verdadero ‘manjar’ de la Pascua, el que nos nutre no solo físicamente, sino espiritualmente. Por eso, al celebrar esta festividad, no solo recordamos la muerte y resurrección de Cristo, sino también el renacer constante de la vida, del amor y de la comunidad.
¡Les deseo a todos una Pascua feliz, llena de luz, amor y esperanza!