Frutas exóticas rumanas
Las frutas exóticas, ricas en vitaminas, con un nivel superior al que contienen habitualmente las frutas locales, resistentes a los cambios de temperatura y aptas para el cultivo ecológico por la ausencia de plagas, pueden extenderse por toda Rumanía.
Ana-Maria Cononovici, 10.11.2020, 18:07
Hemos descubierto la trayectoria de varias especies, de la mano de Florin Stănică, profesor de pomología de la Facultad de Horticultura de la Universidad de Ciencias Agrarias y Medicina Veterinaria de Bucarest. Todo comenzó en 1992, cuando un equipo universitario llegó, por medio de un programa Tempus, a la Universidad de Perugia (Italia) donde estudiaron el kiwi y observaron que crece en unas condiciones similares a las del melocotón. Así surgió la idea de intentar realizar un cultivo en Ostrov, a orillas del Danubio, donde existen condiciones muy buenas para el cultivo del melocotón y la vid:
«Dicho y hecho, en la primavera de 1993, planté dos hectáreas de kiwis con el apoyo de la Empresa Agrícola Estatal (IAS, por sus siglas en rumano) de Ostrov. Al mismo tiempo, trajimos de Italia más de mil híbridos de Actinidia arguta, conocido como kiwiño o baby kiwi, una especie de kiwi mucho más resistente a las heladas que el melocotón, por lo que se puede cultivar incluso en las zonas de cultivo de la ciruela. Prácticamente desde 1993, en la Facultad de Horticultura de Bucarest, he realizado, entre muchas otras actividades, un estudio sobre las posibilidades de aclimatación de las especies de kiwi. De hecho, hay tres especies que nos interesan desde el punto de vista alimentario: el kiwi con pelitos, que todo el mundo conoce, presente en el mercado, el kiwi con pulpa amarilla y ese kiwi resistente a las heladas. Durante todo este tiempo, hemos logrado identificar cómo reproducir las plantas de kiwi, cuáles son las tecnologías de cultivo y, mediante trabajos de selección, hemos logrado homologar dos variedades rumanas, gracias a la cooperación rumano-italiana, que se han registrado en la UE bajo los nombres Vip Green y Vip Red, dos variedades de kiwi resistente a las heladas, que dan frutos verdes y rojos.»
Nos hemos enterado de que, desde hace casi diez años, también se hacen trabajos de selección de híbridos de kiwis con pulpa amarilla y de kiwis con pulpa verde. Por el momento, ya se han encontrado variedades muy interesantes, que dan frutos grandes, con cualidades gustativas excepcionales, con una capacidad de conservación muy alta, que muy pronto podrían homologarse. El profesor Florin Stănică añade:
«El kiwi se puede cultivar en Rumanía. El área para el cultivo de plantas de kiwi que den frutos grandes es más restringida, y me refiero a las zonas adecuadas para el cultivo de melocotón, es decir, el sur y el oeste del país, aunque tenemos bastantes posibilidades de cultivo de especies resistentes, que se pueden plantar en casi todas las zonas frutícolas rumanas. Solo se necesita un poco de valentía por parte de los productores.»
Otra especie que recomienda el prof. Florin Stănică y que se está homologando es la asimina, que se puede cultivar sin problemas, en lugares donde las temperaturas en invierno no sean inferiores a los 25 grados bajo cero, sin necesidad de tratamientos especiales:
«Al llegar a Italia, por supuesto, descubrí otro cultivo llamado Asimina triloba. En 2000 también traje a Rumanía las primeras variedades de banano de montaña o pawpaw, una planta que proviene del este de América del Norte, tan resistente a las heladas, que aguanta bien hasta los −25 grados y produce frutos extraordinarios, del tamaño de un mango, pero que contienen semillas marrones, dispuestas en dos filas. La pulpa de la fruta tiene una consistencia cremosa, se come con cucharilla y sabe a crema de vainilla, cuando la fruta ha madurado, con una fragancia y un aroma específicos, cuando la fruta está recién cosechada. A continuación, va tomando un sabor de crema de caramelo, si se mantiene durante otros diez días en el frigorífico. Después de unas tres semanas, toma un sabor de crema de café. Por todo esto, es una fruta extraordinaria. En este caso, tampoco se necesitan fitosanitarios, sino al contrario: la planta es muy resistente y extremadamente bella desde el punto de vista ornamental, ya que tiene hojas grandes y las flores son extraordinarias.»
Asimismo, he descubierto que estas frutas registran un contenido muy alto de minerales, y que solo las supera la guayaba en cantidad de potasio. De hecho, a Rumanía, la especie llegó a Pianu Nou (departamento de Alba) en 1926, gracias a la familia Suciu Ioan, emigrantes transilvanos que regresaban de Ohio. Otra especie extraordinaria sobre la que nos ha hablado el prof. Florin Stănică es el jinjolero, azufaifo o «dátil de Dobrogea»:
«Se encuentra en Dobrogea, en Ostrov, cerca de la antigua fortaleza de Durostorum, situada en Silistra (Bulgaria), aunque hemos encontrado jinjoleros también en Jurilovca, cerca de la fortaleza de Argamum o en Mahmudia, cerca de la fortaleza de Salsovia. Estas plantas crecen siempre cerca de asentamientos romanos o griegos. Sabemos que se trajeron a Europa en algún momento en la época del emperador Octavio Augusto. Nuestras plantas producen frutos más pequeños, del tamaño de las moras, son agridulces, pero sin cualidades gustativas especiales.»
Hemos descubierto que tienen una adaptabilidad ecológica increíble, ya que resisten de −40 a +40 grados. Además, prefieren las zonas meridionales del país y son muy resistentes a la sequía. Con tanta tentación llena de sabor, solo nos queda animar a los agricultores a que intenten cultivar estas especies exóticas, para que podamos disfrutar tanto de su sabor como de sus beneficios para la salud.
Versión en español: Víctor Peña Irles