La miscelánea: Los campos de lavanda de Rumanía
Hoy les propongo un destino diferente. Un viaje aromático, colorido y lleno de historia, hacia un lugar que, tal vez, no imaginaban: los campos de lavanda de Rumanía.

Brigitta Pana, 23.06.2025, 15:00
Aunque tradicionalmente asociamos la lavanda con los interminables campos de la Provenza francesa, en los últimos años, Rumanía ha comenzado a perfilarse como un verdadero paraíso violeta. Un rincón de Europa donde esta planta aromática ha encontrado no solo un hogar, sino un propósito. Y es que, más allá de su fragancia y su belleza, la lavanda encierra tradición, salud, historia y, sobre todo, esperanza.
Desde tiempos antiguos, la lavanda ha sido valorada por sus propiedades medicinales, cosméticas e incluso espirituales. Los antiguos romanos ya la usaban en sus baños, de hecho, su nombre proviene del latín lavare, que significa “lavar”. Pero lo que quizás no sabían es que esta planta también tiene profundas raíces en el territorio rumano. Aunque no hay una fecha exacta para el inicio de su cultivo sistemático, en muchas aldeas se utilizaban desde hace décadas variedades silvestres para preparar remedios, jabones naturales y aceites curativos.
Lo verdaderamente fascinante es lo que ha ocurrido en los últimos veinte años. Un renacimiento. Agricultores, jóvenes emprendedores y amantes de lo natural comenzaron a transformar terrenos olvidados en extensos campos de lavanda. Lugares como Transilvania, con sus colinas suaves; el Banato, con su tierra fértil; o el sur de Oltenia, con su clima cálido, se han llenado de este color y aroma tan característicos. Y así, la lavanda no solo ha cambiado el paisaje, sino también la vida de muchas comunidades.
Hoy en día, durante la floración —entre finales de junio y principios de julio— estos campos se convierten en verdaderos destinos turísticos. Se organizan sesiones fotográficas, picnics entre las flores, talleres de recolección y destilación, incluso clases de yoga al atardecer. Y todo esto forma parte de un fenómeno cada vez más popular: el turismo violeta, que promueve un estilo de vida sostenible, consciente y en armonía con la naturaleza.
Pero la lavanda no es solo una postal bonita. Es también una fuente de bienestar. Su aceite esencial calma el sistema nervioso, ayuda a dormir mejor, alivia dolores de cabeza y musculares. En cosmética natural, combate el acné, la caspa, las irritaciones. En infusión, se convierte en aliada contra la ansiedad, los cólicos y los problemas digestivos. Y sí, incluso se come: se usa en helados, pasteles, mieles y licores artesanales. Una planta tan versátil que parece mágica.
Y hablando de magia, Rumanía ha dado un paso más: ha creado una herramienta digital maravillosa llamada “Harta Mov a României”, o “El Mapa Violeta de Rumanía”. Es una plataforma interactiva que muestra en tiempo real dónde florecen los campos, qué actividades turísticas ofrecen, qué productos puedes encontrar y cuándo es el mejor momento para visitarlos. Es, en definitiva, una invitación abierta a descubrir el país desde una perspectiva diferente: más natural, más auténtica, más humana. Y entre leyendas, tradiciones y creencias populares, la lavanda también ocupa un lugar especial. Dicen que Cleopatra la usaba como su aroma predilecto. Que los soldados romanos la llevaban en sus armaduras para protegerse de infecciones. Y en Rumanía, se cree que colocar una ramita de lavanda debajo de la almohada trae sueños proféticos… e incluso el amor verdadero.
Así que, si alguna vez sueñan con perderse entre hileras de lavanda, caminar descalzos por la tierra, respirar profundo y reconectar con lo esencial… no hace falta ir tan lejos. Rumanía los espera, con los brazos abiertos y el aire lleno de perfume violeta.
Gracias por haberme acompañado en este pequeño viaje del alma. Sé que allá afuera hay mil cosas ocurriendo, mil voces hablando… y que elijan compartir estos minutos conmigo es un honor. Sigan explorando, sigan soñando. Y si algún día, al pasar cerca de un campo de lavanda, sienten una brisa suave y un olor familiar… tal vez recuerden este momento.
Nos encontramos pronto. Hasta entonces… cuídense y no olviden mirar lo bello en lo simple.