Cada septiembre, las calles de Rumanía se llenan de mochilas nuevas, uniformes y familias que acompañan a sus hijos al primer día de clases.
El mundo en línea está lleno de vídeos muy realistas basados en técnicas de deepfake, normalmente protagonizados por personas conocidas que suelen pregonar supuestas oportunidades de inversión únicas. Prometen ganancias rápidas, pero no son más que otra forma de utilizar la IA con fines maliciosos.
La coalición del Gobierno rumano ha decidido posponer la aprobación del segundo paquete de medidas fiscales para reducir el déficit.
Fundada en 2016, Code for Romania se ha convertido rápidamente en la organización de tecnología cívica más grande y de mayor impacto del mundo, con más de 60 soluciones digitales que han ayudado a más de 30 millones de personas hasta ahora. La organización, que se sostiene mediante donaciones y cuenta con más de 3.000 voluntarios, ha construido y gestiona un enorme ecosistema digital que acelera y agiliza la intervención de la sociedad civil y responde a las necesidades de los más vulnerables.
En Rumanía, la enseñanza preuniversitaria es ineficaz, ya que genera titulados con competencias de baja calidad, altas tasas de abandono y un elevado analfabetismo funcional. En cuanto a los titulados superiores, existe el riesgo de que queden anclados en los conocimientos adquiridos durante sus estudios, que con el tiempo quedan obsoletos. En cuanto al sistema nacional de investigación, tiene una arquitectura anticuada, no atrae grandes recursos internacionales y es vulnerable a la fuga de cerebros. Todas estas cuestiones y muchas más se recogen en un reciente informe del ministro de Educación, Daniel David.
El Parlamento Europeo propone a la Comisión la prórroga del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.