La economía de Rumanía se desacelera: causas e implicaciones
Las previsiones de otoño de la Comisión Europea no son muy optimistas: indican que la economía rumana entrará en un periodo de ralentización del crecimiento durante los próximos dos años, debido a las medidas de austeridad adoptadas para reducir el déficit presupuestario, el mayor de la Unión.
Corina Cristea, 12.12.2025, 12:19
Ya no es ningún secreto que la situación económica de Rumanía está hoy muy lejos de ser cómoda. Ni para la población, obligada a atravesar un periodo de elevada inflación, todavía la más alta de la Unión, ni para los empresarios, que señalan las mismas presiones inflacionistas y advierten de que la inestabilidad económica y geopolítica mina la confianza en el futuro de sus negocios y les lleva a ser más prudentes con las inversiones, ni para los gobernantes, que tienen que encontrar soluciones viables en una ecuación con tantísimas variables. Por muy difícil que sea resolverla, la causa de esta situación es, en cambio, bastante simple: la caída del consumo, que en los últimos años había sido el principal motor del crecimiento económico, en un contexto de inflación y de subidas de impuestos y de impuestos especiales a lo largo de este año. Todo ello, sobre el telón de fondo de un déficit presupuestario muy elevado con el que el país está lidiando desde hace ya varios años.
Los datos muestran que la inflación en Rumanía fue en octubre más de tres veces superior a la media de la UE, y el banco central de Bucarest prevé que la inflación siga al alza también a finales de este año, sobre todo por la liberalización del precio de la energía y la subida del IVA. Cristian Păun, profesor universitario en la Academia de Estudios Económicos de Bucarest:
«Con toda seguridad, en los primeros meses del año la inflación acumulada en términos interanuales se mantendrá elevada, porque arrastramos este efecto de base que apareció en agosto. De modo que, más o menos hasta julio-agosto, no nos libraremos: seguiremos viendo una inflación alta, porque se incorporará lo que ocurrió a mediados de este año. Si a comienzos de año volvemos a subir los impuestos, sin duda veremos nuevos efectos en los precios. Por ahora, Rumanía sigue siendo un país con una inflación elevada. Y cuidado, porque esta inflación se suma a la de años anteriores, es un impuesto añadido a otro impuesto, y los rumanos con rentas muy bajas son, efectivamente, los más expuestos a este fenómeno. La situación en Rumanía cambiará un poco; como mínimo, el nivel de vida de los rumanos se verá fuertemente afectado».
Las previsiones de otoño de la Comisión Europea señalan que la economía rumana entra en un periodo de desaceleración del crecimiento para los próximos dos años, a raíz de las medidas de austeridad adoptadas para reducir el déficit presupuestario, el mayor de la Unión. Bruselas ha añadido, sin embargo, que estas medidas, consideradas esenciales para estabilizar las finanzas públicas, conducirán a un crecimiento económico sano y visible a partir de 2027. Mientras tanto, las empresas y la población se verán afectadas por la austeridad el próximo año, cuando el crecimiento económico podría ser modesto, de solo un 1%.
Un crecimiento del 1%, o incluso inferior, es también lo que esperan los analistas financieros de Bucarest. Algunos de ellos no excluyen siquiera una recesión, según una encuesta realizada por la organización sin ánimo de lucro CFA Rumanía, que agrupa a especialistas del sector. Según este análisis, la inflación debería moderarse el próximo año y situarse en torno al 6% a finales de 2026, frente al 9,8% registrado en octubre de este año. Asimismo, el déficit presupuestario podría superar el 8,5% del PIB en 2025 y reducirse el año siguiente, en el escenario más realista, solo hasta el 7% del PIB.
En su propio análisis, el gobernador del Banco Nacional de Rumanía, Mugur Isărescu, se declaraba recientemente confiado en que, tras un crecimiento negativo en el tercer trimestre, la economía rumana no registrará dos trimestres de caída consecutivos. De nuevo, el profesor universitario Cristian Păun:
«Según la definición técnica, si tienes dos trimestres consecutivos en los que tu economía cae en términos reales, se habla de recesión. Nosotros ya tenemos un trimestre, el tercero. Probablemente, para el cuarto trimestre se confía mucho en este periodo de las fiestas de invierno, en el tirón del consumo de estas fechas. Pero, por otro lado, hay que decir que en este cuarto trimestre la economía en el sector agrícola se estanca: en invierno apenas se genera valor añadido en la agricultura. Del mismo modo, en la construcción tampoco se genera mucho valor añadido en invierno, lo que significa que, al menos desde estos dos frentes, tendremos menos valor añadido, menos PIB para los trimestres III y IV y, respectivamente, para el I. Aunque no entremos en una recesión técnica, lo más probable es que el crecimiento económico no sea fulgurante; nos situaremos en torno a un 1%, un 1 y poco por ciento de aumento del PIB. Eso representa aproximadamente un tercio de lo que preveíamos crecer cuando elaboramos el presupuesto a principios de año. En definitiva, nos encontramos ante una situación conocida en economía como estanflación: estancamiento combinado con inflación. Es decir, en muchos sectores económicos no vemos un aumento de los pedidos; al contrario, caen las ventas, caen los encargos y, en esas condiciones, los empresarios difícilmente pueden subir los salarios al ritmo de la inflación».
Es decir, explica el profesor universitario Cristian Păun, a escala de toda la economía, y sobre todo en la economía privada y entre los empleados del sector privado, presenciaremos en el próximo periodo una disminución significativa del poder adquisitivo.
Versión en español: Valeriu Radulian