Los pozos negros de Bucarest
El estudio de la historia ha evolucionado desde la antigüedad hasta nuestros días, desde simples listas de faraones egipcios, hasta la «historia total».
Steliu Lambru, 20.11.2023, 14:46
El estudio de la historia ha evolucionado desde la antigüedad hasta nuestros días, desde simples listas de faraones egipcios, hasta la «historia total», como había denominado el importante historiador francés Lucien Febvre la ambición de escribir todo sobre las personas del pasado. Y «todo» significaba cualquier investigación sobre lo que tenía que ver con el ser humano, desde los tabúes más importantes hasta los aspectos más ocultos de la vida diaria. Por lo tanto, no es sorprendente que los historiadores y los arqueólogos estudiaran también las cosas que miramos con repulsión, como los aseos, las fosas y las alcantarillas denominadas genéricamente «pozos negros» o haznale, en el rumano del siglo XIX.
Los pozos negros de Bucarest son un lugar investigado por los historiadores y los arqueólogos del Museo Municipal de Bucarest durante unas excavaciones realizadas en la zona central para rehabilitar algunos edificios patrimoniales. Y en las investigaciones arqueológicas realizadas en los pozos negros bucarestinos, en las historias de cada objeto encontrado allí se puede ver como la sociedad rumana del siglo XIX se convertía de una sociedad oriental en una occidental. Theodor Ignat, arqueólogo en el Museo Municipal de Bucarest, ha trabajado en las obras y ha sido nuestro guía en los sótanos repugnantes de los pozos negros bucarestinos. Le hemos preguntado cómo explica el nuevo significado de la palabra turca «hazna» en rumano.
«La palabra “hazna” procede del turco y significa “tesoro”. No sabemos cómo se convirtió en palabra peyorativa. Se supone que los sitios donde se guardaban los objetos de valor se escondían en la tierra y, como los pozos negros están cavados en la tierra, creo que esta podría ser la conexión. Probablemente que, en el pasado, los pozos negros se usaban también para esconder objetos, porque ¿quién hubiera pensado buscar en la basura?»
Le preguntamos a Theodor Ignat cómo se usaba el pozo negro: ¿como aseo, alcantarilla o fosa?
«Creo que se usaba de las tres formas, pero no necesariamente a la vez. Los objetos que encontramos allí están, en general, intactos, lo que significa que fue un lugar en el que hubo agua o cualquier tipo de líquido. Es muy probable que los pozos negros se hayan usado también como aseos. El estiércol humano se descompone y por esto no encontramos nada. En cambio, encontramos materia orgánica que puede significar cualquier cosa. La gente no tiraba solo estiércol a los pozos negros. Tiraba también restos de comida que, en otro sitio, se habrían alterado y habrían olido. Y entonces era más práctico tirarlos a un hoyo en la tierra. La costumbre de depositar en la tierra los restos que olían se conoce desde el neolítico. El pozo negro también podría servir como basurero. Tiene varias funciones. Una compañera nos ofreció una nueva explicación que hay que comprobar. Estos lugares se podrían haber usado como neveras».
Los objetos recuperados de los pozos negros bucarestinos fueron depositados en el Museo de Arqueología Urbana que forma parte del Museo Municipal de Bucarest en una exposición inédita. Hay objetos procedentes de cuatro pozos negros bucarestinos: de la iglesia de San Demetrio del casco antiguo, del pozo negro de la iglesia Mavrogheni, situada cerca del actual edificio del Gobierno de Rumanía, del pozo negro de una farmacia del antiguo barrio judío y de la red de alcantarillado situada debajo del edificio del antiguo banco Marmorosch-Blank, también en la zona del casco antiguo. Hay recipientes de porcelana pintados de forma muy linda, la mayoría de ellos importantes: macetas, recipientes farmacéuticos, recipientes cosméticos de loza, una pequeña botella de perfume muy caro con el monograma de la perfumería Roger & Gallet de París, tubos de pasta de dientes o de cremas. Theodor Ignat nos cuenta qué era lo que la gente tiraba a los pozos negros.
«Se tiraba cualquier cosa. Hay muchos objetos que no encontramos, porque eran de materia perecedera. Los objetos de madera, de fibras vegetales, de cuero y otros no perduran. Y entonces encontramos objetos que perduran en la tierra. En general, encontramos muchísima cerámica de todo tipo. No hay cierto tipo de cerámica tirada a los pozos negros. La gente tiraba recipientes de importación que, una vez quebrados, ya no eran necesarios. También encontramos recipientes enteros y nos preguntamos: ¿por qué tirar un recipiente entero? Probablemente eran objetos sucios de varias sustancias o en los que se habría guardado, por ejemplo, cal que se había endurecido».
Los pozos negros se construían a 10-15 metros de la iglesia o de la zona habitada. Aunque la distancia no era significativa, se construían para que no se sintiera el olor y para no convertirse en brotes de infección. Theodor Ignat ha afirmado que un pozo negro era una obra compleja:
«Era una obra elaborada, al menos los pozos de ladrillo, y se construían especialmente con este objetivo. No eran habitaciones reutilizables. Se cubrían de alguna manera, los muros son herméticamente cerrados, y en el piso se vertía mortero de arena y cal que es impermeable, pero no se forma barro. Suponemos que la construcción permitía vaciarlos periódicamente».
Los arqueólogos sacaron de los pozos negros de Bucarest objetos de la civilización material del pasado que la gente ya no necesitó. Pero estos representan hoy una historia fascinante que forma parte de la vida que también nos pertenece.
Versión en español: Monica Tarău