Rumanía en los Juegos Interaliados
En el verano de 1919, las primeras competiciones deportivas después de la Gran Guerra fueron los Juegos Interaliados, que duraron dos semanas. Participaron 18 países, entre ellos Rumanía, las naciones vencedoras del conflicto. Rumanía no ganó ninguna medalla de oro, ya que 9 de los 10 títulos fueron ganados por atletas estadounidenses.
Steliu Lambru, 10.11.2025, 11:48
A iniciativa de Estados Unidos, en el verano de 1919 unos mil quinientos deportistas se reunieron en el recién inaugurado estadio Pershing de París para competir en diecinueve disciplinas conocidas como los Juegos Interaliados. Rumanía también fue invitada y, en julio de ese año, un batallón rumano desfiló en el desfile militar previo a los Juegos.
Los atletas rumanos participaron en fútbol, rugby, tiro, atletismo, equitación, tenis, natación, lucha y boxeo, aunque sin resultados destacados. El historiador Bogdan Popa, del Instituto de Historia “Nicolae Iorga”, reconstruye aquel episodio de la historia deportiva rumana.
“El Parlamento francés decidió consagrar la victoria en la Primera Guerra Mundial e invitó a todos los aliados a desfilar bajo el Arco de Triunfo. Abrían la marcha los comandantes franceses – entre ellos Pétain-, seguidos de Douglas Haig y del general Pershing, jefe del Cuerpo Expedicionario de Estados Unidos. Los heridos y mutilados de guerra encabezaron el desfile y, como símbolo de los nuevos tiempos, los tanques y las fuerzas aéreas lo cerraron entrada ya la noche”.
Fue la primera aparición internacional de los deportistas rumanos en un contexto profesional. Hasta entonces habían sido aficionados con medios limitados.
“Los primeros clubes deportivos, en sentido estricto, surgieron en Bucarest a comienzos del siglo XX: de automovilismo, tenis o fútbol. Eran asociaciones elitistas, tanto social como económicamente. Tener un coche decía mucho de quien lo poseía: era alguien rico, descendiente de las élites, noble o burgués acomodado. Los clubes de fútbol, en cambio, nacieron bajo influencia alemana y británica, en un momento en que la economía rumana se abría a la inversión extranjera.”
Los orígenes del deporte de masas estuvieron ligados al ejército y a las guerras, y Rumanía no fue una excepción. En la Segunda Guerra Balcánica de 1913 su ejército estaba formado sobre todo por campesinos sin preparación física. Durante la Primera Guerra Mundial se puso a prueba la resistencia y la capacidad de los soldados, especialmente tras la ocupación del sur del país por las Potencias Centrales en 1916.
“En los veranos de 1917 y 1918 el ejército sustituyó a los viejos mandos y puso el acento en la preparación física. Los soldados estaban mejor entrenados: no solo aprendían a disparar y amar la patria, sino también a luchar cuerpo a cuerpo. La caballería dejó de lanzar cargas y empezó a desplazarse hasta el frente para combatir a pie. Los caballos se reservaron para el transporte; se abandonaron las ofensivas ligeras”.
Aunque los combates cesaron en 1918, tras la capitulación de las Potencias Centrales, persistieron los conflictos regionales. Rumanía afrontaba inestabilidad interna y ataques bolcheviques en tres frentes – este, norte y oeste.
“En medio de ese auténtico torbellino, el Cuerpo Expedicionario de Estados Unidos envió en enero de 1919 una invitación al ejército rumano para participar en los Juegos Interaliados de París. ¿Qué eran exactamente esos Juegos y por qué se organizaban? Sin duda, una oportunidad para que Estados Unidos mostrara su poder político, militar y económico. Rumanía formó un destacamento militar deportivo con 118 atletas, de los cuales 53 ya competían antes de 1916. Entre ellos había estudiantes de secundaria y hombres de unos 30 años, muchos formados en Francia, donde aprendieron a jugar al rugby, al tenis y algunos al fútbol. Ese grupo acabaría siendo el núcleo del movimiento deportivo rumano de entreguerras. En los Juegos, Rumanía perdió casi todas las pruebas. El mayor Filip Iacob, de caballería, fue el único en lograr una actuación destacada. El equipo de tenis despertaba interés, pero no obtuvo buenos resultados.”
La participación rumana tuvo también un claro trasfondo político: demostrar a los aliados occidentales que seguía siendo un socio fiable.
“A pesar de la falta de tradición deportiva, los Juegos transmitían un mensaje político evidente. Rumanía había enviado un ejército formado por oficiales franceses, había recibido apoyo de los Aliados y quería mostrar que la inversión en ella había valido la pena. Solo encontré un informe, de un oficial del equipo de tiro, que describía la experiencia como extraordinaria. Los oficiales se alojaron aparte de los soldados y se respetaron los rangos. Tras la competición visitaron París, los museos, la Torre Eiffel y otros lugares emblemáticos. Creo que fue la única vez en la historia de Rumanía en que el ejército actuó completamente al margen de decisiones políticas.”
Rumanía estuvo dignamente representada en los Juegos Interaliados de 1919. Como suele decirse en el deporte, lo importante no siempre es ganar, sino participar.
Versión en español: Valeriu Radulian