Los rumanos en la crónica de George Brankovici
Diplomático y cronista serbio que vivió en la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII, George Brankovic dejó a la posteridad varios volúmenes de escritos. Algunos de ellos se refieren a los rumanos del principado de Valaquia, ya que vivió en Bucarest durante el reinado de Șerban Cantacuzino, entre 1680 y 1688
Steliu Lambru, 27.10.2025, 11:43
Entre las fuentes que se refieren al espacio medieval rumano se encuentran también los escritos del cronista y diplomático serbio George Brankovici. Nació a mediados del siglo XVII, en 1645, y murió en 1711. Políglota, George Brankovici se involucró en las intrigas políticas de la época e imaginó proyectos estatales. Comenzó su carrera diplomática y literaria en 1663 como traductor de turco otomano en la cancillería del príncipe de Transilvania Mihail Apafi.
En 1680 comienza la etapa rumana de su vida, que cualquier lector puede encontrar en sus obras. La historiadora Teodora Popovici es una de las personas que ha leído la biografía y las notas de Brankovici sobre los rumanos:
«Brankovici cayó en desgracia ante el príncipe en 1680 tras descubrirse sus vínculos secretos con los Habsburgo y se refugió en Valaquia. Allí pasó varios años al servicio de Șerban Cantacuzino, para quien escribió la primera de sus crónicas, la Crónica rumana. En el contexto de la guerra ruso-austro-otomana, Brankovici cristalizó también un proyecto político, que dirigió a la Corte de Viena, para liberar a los serbios del dominio otomano y crear un Estado serbio dentro de la monarquía habsbúrgica. El proyecto se refleja también en su obra histórica. Tras la muerte de Șerban Cantacuzino, sus relaciones con los Habsburgo se deterioraron debido a sus vínculos paralelos con Rusia. Este fue el motivo por el que fue arrestado y mantenido bajo vigilancia hasta el final de su vida, en Viena y Cheb. Durante este periodo compuso la Crónica serbia, su segunda crónica».
Brankovici escribe también una Crónica universal, redactada en serbio. Trata sobre el origen de la familia gobernante de la Tierra Rumana, el origen de las instituciones y las relaciones de los gobernantes con otros actores políticos. Teodora Popovici afirma que los escritos de Brankovici también tenían un componente político:
«La Crónica rumana, escrita en la corte de Ștefan Cantacuzino, es más breve, de unas 40 páginas. Refleja la fase inicial de la documentación histórica de Brancovici, que luego amplió en la Crónica serbia. La Crónica rumana es una historia universal que comienza con el Antiguo Testamento, pero se centra principalmente en Serbia, Hungría y la Rumania medieval. La selección de episodios estaba concebida para resaltar la historia común de estos pueblos en relación con las luchas contra los otomanos. La selección se hizo para convencer a la audiencia rumana de esta obra de la necesidad de adoptar una posición antiotomana, en el contexto de la guerra que se libraba en ese momento».
La visión que Brankovici tenía de la zona era la de un centroeuropeo, y los rumanos formaban parte de ella. Teodora Popovici:
«Para Brankovici, la historia del Principado de Valaquia estaba profundamente ligada a la historia de los pueblos eslavos y, principalmente, a la historia de los serbios. Le interesaban sobre todo aquellos episodios que arrojaban luz sobre las relaciones históricas entre los valacos y los serbios, recurriendo en ocasiones a exageraciones. Por ejemplo, en su interés por Neagoe Basarab, uno de los príncipes valacos que más le interesaba y al que dedicó un espacio muy generoso en su crónica. Además, Brankovici veía con malos ojos la tendencia de los reyes de Hungría a someter al Principado de Valaquia. Por ejemplo, aunque utilizó predominantemente a Antonio Bonfini para describir estas relaciones, interpretó algunos pasajes de manera favorable a la parte valaca, presentando a veces las acciones de los reyes de Hungría como un abuso. Por último, Brankovici veía la historia de Valaquia y Moldavia como historias entrelazadas. Por ejemplo, consideraba que la familia gobernante de Moldavia, los Mușatin, y la familia de Valaquia, los Basarabești, eran, en realidad, dos ramas de la misma dinastía. A raíz de una confusión histórica, llegó a la conclusión de que ambos países habían sido gobernados durante un tiempo por el mismo soberano en la segunda mitad del siglo XIV. Se trataba de un soberano al que él llama Alexandru. En realidad, bajo esta figura combinaba dos personajes históricos: Nicolae Alexandru y Alexandru el Bueno.
Los nombres étnicos para designar espacios culturales aparecen constantemente en los escritos de los historiadores, y en la época de Brankovici no eran los nombres de una sola etnia. De nuevo, Teodora Popovici:
«Brankovici utiliza varios términos para referirse al principado de Valaquia. Los más comunes son “Ungrovlahiiska Zemlia” y “Vlahozaplaninska Zemlia”. La primera variante es el nombre eslavo habitual del principado de Valaquia, que también aparece en los documentos internos de la región de Muntenia. La segunda es la traducción eslava del nombre Terra Transalpina, que aparece en los anales y genealogías serbios, pero al que Brankovici añadió la partícula “vlaho” al principio para mayor claridad. Con menor frecuencia aparecen “Vlahiiska Zemlia” y “Dârjava Basarabiiska”, es decir, “Tierras de Besarabia”. Otros dos términos son más bien creaciones de Brankovici destinadas a subrayar las estrechas relaciones entre los rumanos de Muntenia y los combatientes eslavos: “Slovenovlahiiska Zemlia” o País Esloveno-Valaco, y “Slovenobasarabskaia Zemlia” o País Esloveno-Besarabés. En una traducción aproximada, el nombre “Slovenovlahiiska Zemlia” podría entenderse como “la tierra de los valacos que viven entre los eslavos”, siguiendo el modelo de “Ungrovlahiiska Zemlia”. Así, “Slovenovlahiiska Zemlia” es un término utilizado no solo para referirse al principado de Valaquia, sino también para nombrar en ocasiones a Moldavia o para denominar colectivamente a las Tierras Rumanas».
En el siglo XVII, el cronista George Brankovici describía el mundo rumano de su época. Pero era un mundo integrado en un espacio geopolítico más amplio, el de Europa Central.
Versión en español: Antonio Madrid