El año 1918 y la Nueva Rumanía
Para entender los cambios en las fronteras y en las estructuras estatales que tuvieron lugar en 1918 a nivel europeo debemos tener en cuenta las dos realidades en las que la humanidad vivió: física y utópica.
Steliu Lambru, 27.11.2023, 10:47
Para entender los cambios en las fronteras y en las estructuras estatales que tuvieron lugar en 1918 a nivel europeo debemos tener en cuenta las dos realidades en las que la humanidad vivió: física y utópica. Por un lado, la realidad física se refiere a la Primera Guerra Mundial, con más de 20 millones de militares y civiles muertos y alrededor de 23 millones de heridos. Los dos bloques militares opuestos, las Potencias de la Entente, formada por Francia, Gran Bretaña, Rusia, Japón, Italia y los Estados Unidos, y las Potencias Centrales, es decir Alemania, Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria, se involucraron en una lucha nunca antes vista para alcanzar sus objetivos. Se le llamó la «Gran Guerra» y fue la que decidió las nuevas fronteras, como casi todas las guerras de la historia moderna. Por otro lado, la realidad utópica fue la que también surgió durante la guerra, pero en contra de ella, a saber, la revolución bolchevique de Rusia. La gran victoria de Lenin motivó fuertemente a todos aquellos que querían un cambio significativo en el mundo, no solo el de las fronteras, y que creían que había llegado el momento de construir un mundo mejor sobre las ruinas del viejo.
Rumanía pagó un gran tributo de sangre durante la Gran Guerra. Aunque entró en el conflicto en 1916, dos años después de su inicio, los rumanos lucharon con todos sus recursos. Las estimaciones de los sacrificios humanos rumanos, en términos porcentuales, se sitúan entre el 7,5 y el 9 % de toda la población, es decir, entre 580 000 y 665 000 muertos, la mitad de ellos debido a la epidemia de tifus. El sacrificio fue recompensado con la unión de las provincias de Besarabia (el 27 de marzo de 1918), Bucovina (el 28 de noviembre de 1918), Banato, Maramureş y Transilvania (el 1 de diciembre de 1918), con el Reino de Rumanía. Todos los rumanos pagaron este precio, y los reyes de Rumanía, Fernando y María, junto a la clase política rumana estuvieron a la altura de las circunstancias, como señaló el historiador Ioan Scurtu.
«Ion I. C. Brătianu, presidente del Partido Nacional Liberal (PNL), participó en los acontecimientos y desempeñó un papel importante en la consecución y el reconocimiento de la Gran Unión. Tanto los habitantes de Besarabia como los de Bucovina y Transilvania llegaron con los emisarios a Iaşi, antes de la proclamación de la Unión y hablaron con el rey Fernando e Ion I. C. Brătianu y otros políticos sobre cómo movilizarse para la unificación. Brătianu encabezó la delegación rumana en la Conferencia de Paz de París y allí se enfrentó a los grandes políticos de la época, desde el presidente estadounidense Wilson hasta el primer ministro de Gran Bretaña. El rey Fernando era alemán, había sido oficial del ejército alemán. Cuando el Consejo Supremo de la Corona expresó su opinión sobre la entrada de Rumania en la guerra en contra de su país y su familia, él hizo un acto de sacrificio personal, pero al mismo tiempo un acto de gran importancia para Rumanía. La reina María estuvo desde el principio a favor de la entrada de Rumanía en la guerra junto a la Entente. Era inglesa y desempeñó un papel importante en persuadir a Fernando para que hiciera este sacrificio personal, en beneficio del pueblo rumano. A lo largo del tiempo, el rey y la reina apoyaron constantemente a los rumanos, al ejército y a los principales líderes políticos».
El 1 de diciembre de 1918, convocaron la Asamblea Nacional de los Rumanos de Transilvania en Alba Iulia, y el Gran Consejo Nacional Rumano, un órgano legislativo, pidió la reunión de 1228 delegados para elaborar la resolución de adhesión al Reino de Rumanía. El Gran Consejo Nacional decidió que un nuevo comienzo solo se podía establecer basado en el sufragio universal, al lado del Consejo Nacional Rumano, el responsable del poder ejecutivo. Había llegado el momento en que los rumanos ejercieran el derecho al sufragio universal, el voto que daba la mayor representación electoral, un voto para el que los partidos rumanos y las organizaciones nacionales de Transilvania habían hecho campaña desde 1881.
La votación que proclamó la unión de Transilvania con Rumanía fue la de la voluntad nacional, pero también de la urgencia. El final de la Primera Guerra Mundial había causado utopías transformistas. Además, Daniel Barbu, historiador y politólogo, afirma que la práctica democrática del sufragio universal se debe ver a través de los ojos de quienes participaron en las revoluciones bolcheviques y la anarquía que se estaba anunciando, después de cuatro años de guerra.
«¿Eran demócratas los participantes en la Asamblea de Alba Iulia o al menos los que elaboraron la resolución y la propusieron para la aclamación popular? Eran, obviamente, patriotas rumanos. Eran personas que tenían mucha experiencia parlamentaria, el conocimiento y la práctica de la política. ¿Qué ocurrió el 6 de diciembre? El ejército rumano ocupó Transilvania y desempeñó un papel extraordinario en el establecimiento de fronteras y, sobre todo, restauró la tranquilidad doméstica. Hay testimonios muy claros, Ion Lapedatu habla en sus memorias, en las páginas de su diario de aquellos días, donde escribía que «los pueblos se están moviendo». Cuando hablamos de la comuna soviética, solo pensamos en Budapest y en Hungría más allá del Tisza. Pero toda Europa, incluida Inglaterra, sentía una emoción revolucionaria».
La Gran Rumanía se formó en 1918 por la voluntad de los rumanos y dentro de un marco internacional favorable. Y en la Nueva Rumanía, todos aquellos que consideraron que cumplía con sus expectativas encontraron un lugar allí.
Versión en español: Mihaela Stoian