Pro Memoria: la rehabilitación de Lucretiu Patrascanu
Intelectual destacado del PCR, el jurista Lucrețiu Pătrășcanu fue el ejemplo clásico de intelectual cegado por el totalitarismo, sistema en el que había depositado sus esperanzas. Eliminado en 1954 por sus rivales y compañeros ideológicos, Pătrășcanu fue rehabilitado en 1968, pero solo para servir a las mismas ideas, ligeramente modificadas
Steliu Lambru, 22.09.2025, 13:46
El 16 de abril de 1954, el jurista Lucrețiu Pătrășcanu, un destacado miembro del Partido Comunista Rumano (PCR), fue ejecutado por fusilamiento en la prisión de Jilava. Fue un trágico final político para el hombre ingenuo que creía que las ideas comunistas traerían felicidad a la tierra.
Lucrețiu Pătrășcanu tenía 53 años cuando murió. Nació en 1900 en Bacău, en una familia de intelectuales. Tenía un doctorado en Derecho en la Universidad de Leipzig, Alemania. Es considerado uno de los fundadores del Partido Comunista de Rumanía, siendo un seguidor de las ideas marxistas desde 1919. Escribió textos sobre derecho, historia, filosofía, sociología y economía. Cuando Rumanía se unió a los aliados, el 23 de agosto de 1944, Pătrășcanu fue nombrado ministro de Justicia. En esta calidad, Pătrășcanu participó directamente en todo el proceso de transformación de Rumanía de una democracia liberal a una tiranía comunista y es plenamente responsable de ello, junto con otros. En 1948 fue acusado de nacionalismo, de tener conexiones con los servicios británicos de espionaje y de colaborar con los servicios de información rumanos anteriores a 1945, destituido y arrestado en su domicilio. De hecho, Pătrășcanu había entrado en conflicto con el líder del partido, Gheorghe Gheorghiu-Dej, y este actuó según el típico método estalinista de eliminación de competidores.
En 1965, tras la muerte de Gheorghiu-Dej, el partido comunista eligió a otro líder más joven y ambicioso, a Nicolae Ceaușescu. Este quería la eliminación de la vieja guardia de Gheorghiu-Dej, representada sobre todo por Alexandru Drăghici. El método de Ceaușescu era simple: rehabilitar a Pătrășcanu y acusar al antiguo equipo de Dej. El general de la Securitate Neagu Cosma recordaba en 2002, en una entrevista concedida al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, sobre la rehabilitación de Pătrășcanu que comenzó con la promoción de Alexandru Drăghici.
«Ceaușescu tenía esta costumbre de destituir a las personas mediante ascensos. Y como no le parecía suficiente, pensó en complicarle las cosas a Drăghici con el caso Pătrăşcanu. Parte de la investigación y la preparación del proceso se habían llevado a cabo en el Ministerio del Interior, en la Securitate, donde Drăghici era jefe. Dijo que tal vez aquí podría complicarle las cosas. Llamó a Ion Stănescu, que había sido nombrado jefe de Seguridad, y le preguntó si había materiales en los archivos sobre el caso Pătrășcanu. Le pidió que los sacara para verificarlos. Drăghici parecía saber lo que le esperaba, parecía que había preparado especialmente su salida. En lugar de complicar algo, si hubiera tenido pensamientos para defenderse en el caso Pătrășcanu, podría haber hecho desaparecer documentos, había organizado los archivos».
Para dar una apariencia de juego limpio, el líder político no debía tomar la decisión:
«Ceaușescu formó una comisión compuesta por el fiscal general, el ministro de justicia, el jefe de personal del Comité Central y otros, y como secretario de esta comisión de investigación del caso Pătrășcanu nombró a Grigore Răduică, quien trabajaba en la sección militar del Comité Central del Partido. Y se elaboró un documento del cual debía resultar la inocencia de Pătrășcanu, y fue un documento absolutamente intenso, carente de objetividad. Tenía que resultar que, de hecho, Pătrășcanu había sido realmente una víctima, que la historia del espionaje inglés había sido una invención de la Securitate».
El general Neagu Cosma intentó, varias décadas después, mantener la objetividad en sus recuerdos:
«Yo no dudo de la lealtad y el patriotismo de Pătrășcanu, sus competencias profesionales e intelectuales. Yo lo conocí, era un tipo absolutamente excepcional, pero seguro que tuvo algunas conexiones. No digo que fuera un agente del Servicio de Inteligencia, pero tuvo algunas conexiones con el Servicio de Inteligencia para estudiar y observar la situación de Rumanía desde esa perspectiva. Él se daba cuenta de la situación en la que nos encontrábamos después de 1945, que éramos un país ocupado, que nuestra salvación podía venir si Occidente hacía algo al respecto. Tuvo algunas discusiones y cuando estuvo en la Conferencia de Paz de París, incluso se le propuso que se quedara en Occidente. Pero eso no significaba que esas fueran acusaciones graves que debieran llevar a su muerte. Pero, reinterpretadas por Ceaușescu, resultó que eran invenciones».
Después de que los archivos dieran la respuesta que esperaba, Ceaușescu rehabilitó a Pătrășcanu con todo el ímpetu necesario. Al respecto, Neagu Cosma:
«En el caso de Pătrăşcanu, fue una condena absolutamente ordenada, dirigida. Entonces se firmó un documento en el órgano superior de dirección restringido, el Politburó o como se llamara entonces, y todos firmaron el documento de condena a muerte. Es decir, estaban de acuerdo con el juicio y con la sentencia. Lo que Ceauşescu ya no sabía era si él también había firmado ese documento de condena de Pătrăşcanu. En ese momento, él acababa de entrar en el Politburó y, después de una primera pregunta dirigida a Stănescu, siguieron otras: ¿Yo aparezco? ¿Cómo aparezco? ¿He firmado? ¿No he firmado?, Stănescu decía que se le iluminó el rostro cuando supo que él no había firmado. Él ya no sabía si había firmado. Así que estaba todo bien, podía involucrarse en el caso de Pătrăşcanu tanto como quisiera porque no estaba implicado. Eso fue lo que ocurrió con el caso de Pătrăşcanu».
La rehabilitación de Pătrășcanu pudo fortalecer la imagen de Ceaușescu como un líder legítimo y correcto. La propaganda también fue movilizada, la película artística Poder y Verdad, dirigida por Manole Marcus, tuvo el mensaje más fuerte.
Versión en español: Mihaela Stoian