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Perro abandonado, en busca de una buena persona

A pesar de que, en Rumanía, la esterilización y el microchip de los perros son obligatorios, no todos los propietarios acatan la ley y los refugios, gestionados por ayuntamientos o privados, se llenan rápidamente de cuadrúpedos abandonados al azar. Últimamente, la información sobre su abandono en lugares públicos es cada vez más abundante, aunque tal acto también está penado por la ley. Muchos de los perros abandonados se multiplican y pueden llegar a ser agresivos.



¡Nadie quiere revivir los momentos de principios de los años 2000, cuando Rumanía ocupaba los titulares de la prensa internacional por las acciones violentas contra los perros callejeros! Fue entonces cuando se fundó el Refugio La Esperanza, cerca de Bucarest, precisamente para apoyar a estos pobres seres no deseados.



Anca Tomescu, veterinaria, directora de comunicación del refugio, recuerda:


«Estaba en el Refugio de Perros Pallady, donde trabajaba como voluntaria, junto con veterinarios y otras personas dedicadas al rescate de animales, cuando nos informaron de que se había decidido matarlos. En ese momento había entre 100 y 150 perros en el refugio, de los que nos hicimos cargo, concretamente mi madre, Florina Tomescu. No teníamos a dónde llevar a tantos perros, así que llamamos a todos nuestros amigos, cada uno tuvo 2-3-5-7-8 perros en coches, casas, etc. Hasta que lo conseguimos e improvisamos, digamos, la primera parte del Refugio La Esperanza, que estaba en algún lugar del municipio de Berceni, en una finca en desuso, finca que arreglamos para refugiar a los perros callejeros. Fue una época dura, fea, con muchos problemas. ¡Hasta que nos dijeron que teníamos que desalojar el lugar! Simplemente tuvimos que tomar la decisión de dónde trasladar a 500 perros en una noche. Mientras tanto, ¡su número había ascendido a unos 500! Heredamos un terreno en Popeşti-Leordeni, en el que no había nada y, desde su acondicionamiento hasta que tuvimos que desalojar el terreno de Berceni, nos quedamos tal vez incluso un año en algún lugar del municipio de Jilava, alquilamos unas naves. ¡Otro período duro y feo! Nos trasladamos a Popeşti-Leordeni, a nuestro terreno, donde el refugio realmente comenzó a funcionar, nos libramos de los alquileres, porque suponían un gasto enorme. Y así es como hemos terminado celebrando 22 años de refugio este año».



Desde principios de los años 2000 hasta hoy en día, la situación de los perros callejeros y su cuidado han cambiado mucho para mejor en Rumanía. Y el Refugio La Esperanza es la prueba viviente.


Anca Tomescu nos invita a visitarlo:


«Comenzaría diciendo que hay una regla de oro en el Refugio La Esperanza, a saber, los perros son la prioridad. Quien entra puede notar, desde la primera parcela cercada para perros hasta la última, que todos los perros alojados allí son mansos, se ven bien, se nota que son perros bien cuidados, perros que no solo se quedan en la parcela cercada. Es muy importante que corran, jueguen, sientan el calor humano, escuchen una palabra amable y reciban una alimentación adecuada. El refugio cuenta actualmente con 105 parcelas cercadas, de las cuales solo seis tienen calefacción para el invierno. La séptima llegará pronto gracias a mi buena amiga, la actriz Carmen Tănase, que hizo una donación para calentar una séptima parcela cercada. Tiene tres clínicas veterinarias, una muy bien equipada, porque nos dimos cuenta de que, al tener tantos perros, siempre hay que asegurarse de su salud, hacerles pruebas y vacunarlos. No tenía sentido pagar en consultorios privados. Además, para ahorrar dinero y ponérnoslo más fácil a nosotros y a los perros, también hicimos un consultorio de fisioterapia, donde tratamos y seguimos tratando a los perros parapléjicos. Algunos de ellos se libraron del cochecito, otros no, pero están haciendo fisioterapia. También hemos habilitado tres zonas nuevas donde jugar. Solíamos tener una grande, ahora hemos hecho tres más. Tenemos tres piscinas construidas para perros, precisamente porque queremos que todos los perros del Refugio La Esperanza, independientemente de la duración de su estancia, se sientan bien y salgan del refugio como perros normales, tranquilos y que no se asusten ni tengan problemas de comportamiento».



Pero, según la veterinaria Anca Tomescu, los perros no deben estar en un refugio, sino ser adoptados. Con el tiempo, miles y miles de perros han salido del Refugio La Esperanza para ser adoptados. Desde hace unos dos años, incluso se someten a un programa especial de adiestramiento, «Los mensajeros de la Esperanza», para ser entregados ya amaestrados a sus familias adoptivas. En Rumanía, sin embargo, en general, la tasa de adopción es baja, mientras que la tasa de abandono es muy alta. ¿Por qué?


«El abandono significa falta de educación, obviamente. La gente tiene que entender que vivirás situaciones preciosas con ese perro, así como situaciones en las que probablemente te enfades, como cuando tienes un hijo. Pero la diferencia es que el niño, en algún momento, habla y al final puede decirte cuál es el problema. Y el perro muerde, orina en casa, puede robar tus zapatos favoritos, se enferma y necesita un médico o necesita que lo saquen a pasear. Me gustaría señalar algo más: ¡el perro no es un regalo de Navidad! No regalen animales vivos, porque no es normal regalar un perro a una familia que puede no estar preparada o simplemente no quiere, disfruta brevemente del momento bonito, pero desde el 5 de enero empieza a trabajar y no tiene con quién dejarlo. Otro aspecto: el fenómeno Quiero un perro grande, ¡que la gente tenga miedo al pasar!. Bueno, sí, pero tú pesas 50 kg, no puedes tener un perro grande, ¡tienes que adoptar un perro según tus necesidades y requerimientos! Si, por ejemplo, vives en un estudio, no puedes adoptar un perro de 60 kg; si trabajas 12 horas al día, lo mismo; si tu esposa, esposo, hijo, abuela no quieren ningún animal, no puedes obligarlos a aceptar que les lleves un perro a casa; si no tienes el dinero necesario para mantenerlo, lo mismo. ¡La adopción, sí, es maravillosa! Recomiendo a cualquiera que adopte un perro. Cambia tu vida para mejor, toda la familia será más feliz, más responsable, más amigable. Pero, si no puedes adoptar y aun así amas a los animales y quieres involucrarte, sea te ofreces como voluntario en un refugio, sea puedes hacer donaciones o hacer mucho más por los animales».



Con el fin de educar a la opinión pública, hay un Museo de perros callejeros en el Refugio La Esperanza. Los alumnos pueden visitarlo durante la semana Escuela diferente y se ideó la acción sugestivamente titulada Estofado para todos los perros llamados Bobiță, en la que participa un famoso en cada edición. También se está construyendo un centro para todos aquellos que, pequeños o mayores, anhelen aprender lo que significa el cuidado de los animales. «Estamos realmente convencidos de que, dando ejemplo, ello generará otros ejemplos incluso mejores.», espera nuestra generosa interlocutora, Anca Tomescu.



Versión en español: Mihaela Stoian

Categories: Sociedad
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